lunes, 16 de julio de 2012

Quien quiera oír que oiga


“¿Por qué, si se persuaden tan poco recíprocamente, los humanos no se desaniman y persisten en la argumentación? (...) ¿Qué hay que aprender de una práctica con tanta frecuencia condenada al fracaso y, sin embargo, repetida sin cesar?”

El discurso social, Marc Angenot

En este posteo, Gerardo, aviva un poco más el fuego existente en el debate sobre la comunicación del kirchnerismo ¿Se comunica mal o no se quiere oír? Por eso le choreo a Wainfeld la cita que usó él ayer en su nota en p12, que ubico al principio.

Según datos de la misma Anses, a la semana nomás, de lanzado el programa de créditos para vivienda única PROCREAR, que se otorgará en el primer año a 100 mil beneficiarios -repito, a la semana-, lo solicitaron 400 mil personas, que además, tienen terreno. Sumemos los que no lo tienen...

Sin dudas, la convocatoria fue un éxito que replantea el programa de créditos en sí ¿Falla la comunicación o hay sensación de que falla?

Seguramente perfectible y más lejos que cerca de ser perfecta, no puede negarse que es efectiva, sin embargo desde el 55,4% de octubre podemos notar dos perfiles notorios de tipos y tipas a los que obviamente la comunicación les llega como ellos quieren que les llegue, y por ende mal para nosotros y bien para ellos. Sí, así como digo. Lea cumpa:

El primero es el antikirchnerista acérrimo, odioso y odiador, que, sobre todo luego de octubre, extremó su postura pues aferrarse a ella es lo único que lo mantiene estable ante tamaño choque contra la realidad, y obviamente no puede más que negarla.

El segundo es el kirchnerista, o progresista, que a lo Silvia Vázquez, pensó estar dentro de un movimiento de resistencia más que en un proyecto popular (y por sobre otras cosas alegre), y que no se banca el destrato de la sintonía fina de la conducción, que además en algunos casos siente que su trabajo no es reconocido (como si el reconocimiento fuera su moneda de cambio) y que por ende ahora luego de tamaño apoyo electoral, se siente mejor nuevamente en lo que él (o ella) considera la resistencia, cubierta claroestá, por los mejores soldados de quienes se resisten sí al kirchnerismo.

El primero, dentro de ese 44,5% que no eligió a Cristina, el segundo, dentro de la mayoría, que además, como contara Artemio en su momento, es bastante heterogénea en cuanto a la lealtad más allá de su víscera más sensible, el bolsillo. Y es lo esperable luego de décadas de exclusión e individualismo.

Cada uno de los proyectos, programas o decisiones, que como enumera Brienza acá, transformaron la matriz neoliberal de nuestro país, o al menos los más relevantes, tienen un éxito sin precedentes en su aplicación. Porque se comunicaron bien ¿De dónde el odio entonces, a la AUH? Con ninguna de estas medidas el sistema desinformativo del poder económico pudo armarse una operación.

Digo, el proyecto de desarrollo con inclusión, como gusta CFK caracterizar al proyecto que conduce, se mete en cada casa de cada vecino, pero posta, preguntando, entrevistando, asesorando y solucionando. Venciendo la paradoja de la argumentación que enuncia Angenot. El hacer más que el decir, el realizar más que el prometer. En fin, incluír.

Puede que algunos lo nieguen, pero lo entienden perfectamente. La sintonía fina también busca aprovechar los recursos no justamente en ellos.


1 comentario:

Daniel dijo...

Grandísimo post, Manuel. Justamente en esto ando dando vueltas con la cabeza últimamente.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails