jueves, 19 de diciembre de 2019

De Lobotomizados y Lobotomizadores

Hoy toma la posta un gran amigo; mi Cumpa Gustavo Marcelo Sala, porteño transplantado a un lugar de nombre sugestivo ("El Perdido" Est. José A. Guisasola, Partido de Coronel Dorrego, antiguamente conocido como "El Pago de Las Mostazas"). Hombre de pensamientos claros, y que muy bien sabe plasmarlos por escrito. Junto a su compañera Dorita pilotean Artes Gráficas "Liber" taller grafico y Editorial, de profusa producción. (Entre ella " Formacion y Transformación del Sujeto Agrario") de su obra "Pulsiones" tomamos esto con su debida autorizacion.









El Lobotomizado, el primer eslabón que se necesita para el fin de las ideas
Se afirma que un lobotomizado es aquel que presenta extremas limitaciones intelectuales y que por ello se manifiesta mayormente alienado, extraviado, con una marcada tendencia a desentenderse por desarrollar ideas u opiniones propias. Algo similar a poseer un encefalograma raso. Este es uno de los términos que en la actualidad ha trocado desde la medicina hacia el lenguaje social común. Lo cierto es que científicamente la lobotomía ya no se practica más desde hace varias décadas, los últimos antecedentes datan de fines de los sesenta debido a que, pasado el tiempo, se comprobó que un alto porcentaje de pacientes no solo no mejoraba su cuadro mental sino que además empeoraba teniendo que recurrir a fármacos antipsicóticos. Ergo, un lobotomizado tiende a la psicopatía, cosa que en nuestro presente resulta redundante mencionar.
Se cuenta que por años esta operación cerebral básicamente apuntada a la extirpación de las terminales nerviosas cerebrales, fue muy utilizada tanto por Hitler aplicándola a conjuntos sociales de su mismo pueblo. Primitivamente y mediante la aplicación de electrodos en las sienes, con una sesión alcanzaba para que en pocos minutos una persona, firmemente sujetada, se convirtiera en un ser absolutamente subsumido e inofensivo. Menos de cinco descargas eléctricas eran suficientes para producir las convulsiones necesarias y un estado óptimo de anestesia de forma tal el cirujano, en pocos minutos, concluyera cortando y extirpando los lóbulos de la zona frontal mediante una leve incisión bajo las cejas. Se estima que por entonces un especialista podía hacer de quince personas quince idiotas en noventa minutos. Hoy una emisión televisiva logra dicho objetivo multiplicando cuantitativamente y de manera geométrica su efecto.
Esta herramienta científica y política de dominación se fue apagando paulatinamente al comprobarse la enorme eficacia que tiene la mass media en función de dicho efecto cuantitativo y su relación con los costos, incluso en los primeros tiempos todavía no vislumbraban las ganancias que se podían obtener con esa fórmula de paciente cautivo. Hoy existen miles de lobotomizados por el engaño, personas cuya ignorancia es muy bien aprovechada por el poder lobotomizador.
Ya dijimos que la lobotomía fue un procedimiento quirúrgico que tenía como objetivo la destrucción de las conexiones nerviosas del lóbulo frontal a través de los conductos lacrimales, generalmente pacientes agitados, a los cuales se les introducía un bisturí por el espacio lacrimal hasta el lóbulo frontal, para luego mover ese bisturí en péndulo, hasta desconectarles ambos lóbulos frontales. De este modo quedaban efectivamente adormecidos y subsumidos, aunque con el siguiente correlato:
· Desinterés, pereza, falta de iniciativa
· Desprecio por el análisis y el pensamiento complejo
· Incapacidad para planear
· Perdida de empatía social
· Incapacidad de proyectarse
· Vida rutinaria y gusto por hacer siempre lo mismo
· Incapacidad para aprender nada nuevo.
Una persona lobotomizada por el sistema lobotomizador, profesionales en la materia, no tiene retorno como ciudadano sentipensante ya que al ceder su voluntad ha terciarizado sus capacidades deductivas e inductivas para poder entender su pasado, su presente y su futuro. Es un residual con fines determinados muy en sintonía con los objetivos planificados por el establishment corporativo. Acaso Fukuyama soñaba con una sociedad lobotomizada y de ese modo establecer una pista de aterrizaje cómoda para imponer su tesis sobre el fin de historia y de las ideologías. Lo cierto es que aquello que no logró el malo de Francis, desde la dialéctica y la ciencia, lo está logrando la mass media en la praxis, sin anestesia y sin cirugía, y con grandes rentabilidades PPV...
Un último detalle. Así como la traición no ha vencido en el mundo ya que su significado sigue siendo despreciable – es decir los traidores no han logrado banalizarla -, el lobotomizado hoy no tiene status de víctima, ese supuesto paciente enfermizo de antaño es en la actualidad el soporte imprescindible del sistema. En la actualidad el lobotomizado, al igual que el traidor, escoge serlo, de manera que en lo personal no le tengo la menor pena, en todo caso, por el daño de causa, es necesario combatirlo como al propio lobotomizador..

6 comentarios:

Claudia serra dijo...

Brillante, como siempre, Gustavo.
Y coincido, la tercerización del libre arbitrio y la deducción individual es una concesión consentida porque reconoce una contraprestación muy valiosa para el lobotomizado funcional, la que trasciende, claramente, el beneficio de liberarlo de pensar críticamente y con ello aportar soluciones concretas a los dilemas gregarios de su sociedad.
La tercerización de la voluntad libidinal es el pago consensuado por los exquisitos servicios de amnistía que el sistema lobotomizador otorga sobre las oscuridades inconfesas de este "complementario psicopático" que adhiere al modelo. Lo que se amnistia socialmente son esas incorrectas pulsiones tanáticas que babean por el exterminio de otros sujetos sociales previamente cosificados con el beneplácito del sistema. Un sistema quiere menos poblacion reactiva y por el que lobotomizado se ofrece gustoso y ejemplificador mientras alguien le garantice no sólo el perdón de sus fantasías violentas sino le asegure que habrá instancias institucionales para complacer su goce antes secreto por el exterminio de los otros.
Siguiendo con atención el debate parlamentario de la Ley de Emergencia, nunca como hoy, tus palabras calzan como guante en la circunstancia. Saludos cordialísimos, Claudia.

Claudia serra dijo...

Ahora bien, Gustavo, en medio de experimentadores de chistes neurobiológicos y sujetos voluntarios de experimentación, existe una raza de hijos de puta que medra con las aguas turbias y que se matan de risa de tanta teoría cognitiva y de tanto esfuerzo por comprender la aparente novedad sociológica. Y hoy parecen haberse aglutinado en el Congreso porque de seguro andan regalando algo por esos claustros.
Nuestros abuelos nos dirían que hijos de puta y acomodaticios hubo siempre y que su número parece haberse mantenido constante a lo largo de los siglos. Quizás porque nos hemos creído el cuento positivista de que toda evolución es lineal e impedida de retroceso, nos sentimos tan frustrados por comprobar que no era tan así.
Pues bien, ahí están esos pícaros para probar que la caradurez goza de buena salud y no hay experimento social que pueda con ella.

Moscón dijo...

Que casualidad, el procedimiento quirúrgico(cuando se hace por un agujerito en la sien) se llama leucotomía.

Anónimo dijo...

Una pena que Moscón haya elegido hacer eje en las malas palabras - *leuco..slgo* - decidamente lo es, ojalá sea la penúltima vez...
Ante la extendida epidemia de lobotomización mediática que nos rodea y abruma, puede ser que antes de identificar a los hijos de puta que se hacen ricos con ella, tal vez sea necesario identificar los modos y a aquellos con posibilidades de *curación*.... a mí me pasa que, cuando digo *yo no veo esas porquerías*, suelen darme la razón algunos de esos habituales lobotomizados, son tiempos como éstos, de mucho estrés, amenazas jodidas y perspectivas inciertas, los en que la necesidad de algún entretenimiento y superficialidad, les de el ambiente apto para meter sus porquerías..... habrá, creo, que ir planteando la importancia de NO LEER, NO VER Y, menos, atarse a la agenda que quieren imponer, dejemos atrás el diagnóstico y militemos una tan necesaria como útil abstención. Putear, sí, pero mejor hacer cosas más prácticas

ram

Anónimo dijo...

Mi estimada Claudia Serra: Abrazo apretado y gracias por darle volumen a mis modestos pensamientos. Sabés que tengo por vos una admiración mayúscula, no solo como analista sino además como escritora y sobre todo como persona. En Marzo vuelvo con Nos Disparan.. Creo que se viene un época de dura pelea .. esperemos poder aportar algo y estar a la altura. Este año comencé a desarrollar mi propio proyecto editorial. Hicimos varias cosas interesantes, muy reconfortantes desde lo personal y desde la militancia. Estoy a tu disposición para lo que se te ocurra, creo que tu talento no solo merece publicarse y difundirse, sino que urgen personas de tu calidad a la hora de desarrollar pensamiento crítico, por fuera que dentro del ámbito de la ficción tus relatos nos embellecen sin que nos demos cuenta, solo porque los leemos. Te mando un beso enorme.. con el cariño de siempre..

Gustavo Marcelo Sala

Nos Disparan desde el Campanario dijo...

Mil Gracias Claudia. Te mando un apretado abrazo. Entre mañana o pasado te estoy escribiendo más extenso al mail..

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