miércoles, 18 de abril de 2012

Ante otra oportunidad inmejorable


Cristina insiste con algo que tal vez no es tenido muy en cuenta, y hasta se lo recuerda a la militancia. La necesidad de que la oposición política, deje de responderle al poder económico y recupere su propia agenda. La oposición de orientación, llamemoslé "nacional" o "popular". El poder económico tiene a sus legítimos representantes en el parlamento.

Entonces Cristina, tiende y tiende hilos para que esa oposición se independice y además, siga siendo oposición. Pero no le dan bola.

Cristina es estadista y es Conductora porque eso lo hace en detrimento de su acumulación de poder, ya que la oposición que sólo actúa en los medios, es la que posibilitó su propia atomización. En su momento Cristina reivindicó el bipartidismo, los partidos fuertes, y lo hacía justamente pensando que ese es el reaseguro de un modelo de país que no cambie o lo haga poco, no importa quien gobierne. Asegurar un paradigma.

Pero esa oposición nunca supo aprovecharlo, y terminó siendo adicta, dependiente, de los minutos de aire o los titulares de los medios del poder económico y de su agenda, que con vaivenes, primero los posicionó y luego los arrastró con su fracaso.

Escuchar entonces a Pino Solanas, a algunos dirigentes del socialismo y algunos del radicalismo, ser coherentes con su pensamiento doctrinario amén de que la decisión que alaban sea de su oposición política, es más que saludable y tal vez se hayan dado cuenta que ser fieles a sus plataformas e historia ideológica y partidaria les redundará en más votos y en una construcción política más fortalecida de cara a la constante disputa política, porque además seguirán siendo oposición, pero de eso que su marco ético los limita. Ojalá y se aviven.

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