miércoles, 15 de julio de 2009

Enseñanzas de la historia


FindeseMirador


Historias de vacaciones en casa, cerrando temporano y con los que descollar de erudito otra vez, como en las viejas epocas en que supe decir frases de Pascal.

Una historia dolinesca dice de que un rey de Lidia llamado Creso quería arremeter contra los persas, tipos bravos los persas, preguntale a Obbama que heredó la guerra de Jorge Arbusto y todavía están fabricando bolsas negras para que "los muchachos" vuelvan a casa.

Bueno, la cuestión es otra, Creso los quería conquistar y entonces le pregunta al oráculo de Delfos (donde trabajaban los friegos Agullopolus y Bacchetistrato) que tal le podía ir.

Primero les regala a todos los habitantes de la ciudad donde estaba la consultora sagrada unas monedas, de onda, porque le estorbaban en el tesoro lidio y además porque los ciudadanos griegos eran muuuy democráticos entonces votaron que Creso tenga prioridad cada vez que necesitaba un sondeo de opinión de la voluntad del dios.

Cuando consigue colarse así en la fila manda a preguntar como le iba a ir. Y el oráculo (así llamado porque te adivinaba la hora de puro... adivino que era) le dijo que un gran imperio iba a caer. En esas épocas de bipart...imperialismo era dificil errarle, o se caían los griegos o se caían los turcos.

Y la adivina, que adivinaba con el oraculo, le dijo que un gran imperio iba a caer. Y como Creso se compró a todos los delfinitos y se había gastado todo en halagar a los dioses creyó que eso quería decir que Agullopolus y Bacchetistrato sabían lo que dios quería. Y que el iba a ganar porque todos querían ese modelo de país (lidio) en el que con la democracia se cura, se educa y se soborna. Pero no había contado con que la gran señora de los mediosdias había amenazado con que sino "se venía el turcaje".

Así y todo, los dioses democráticos no tuvieron piedad (la inclemencia en los dioses griegos es proverbial). Y Creso fue perseguido por los turcos hasta abajo de la cama. Y tuvo que meterse sus carteles amarillos (bueno, dorados) en el orco, y sus pendones rojos (bueno, cobrizo) en el fundillo.

No se confunda, no es una emisión de radio Bomba aunque hable de historia y los buenos sean los turcos. Sobre todo porque como dice Dolina, la moraleja en esta historia es que no la hay.


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Herodoto I, 59 (p 62-63) hiatoira de Pisitrato como glosa de los '50 contra la Segunda Tirania

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