Eduardo Molini es un pequeño productor de la zona de Bajo Hondo, (cerca de Bahia Blanca, para los que no se ubican bien en el mapa); zona semiárida, si se quiere marginal, donde hacer agricultura requiere además de amor por la tierra, mucho conocimiento del arte.
Lo conozco personalmente, me honra con su amistad y he tenido ocasión también de darle espacio en el programa "Voces Cooperativas" para que cuente sus cosas; lo puede escuchar acá.
Ahora Eduardo Molini, escribió esto, que da para unas cuantas reflexiones:
EGOISMO. Es frecuente leer o escuchar por estos días definiciones cargadas de adjetivaciones negativas sobre la presencia de depósitos de cereales que se visualizan transitando las recargadas rutas argentinas. Vincular la perezosa liquidación de divisas primavera/verano por parte de la exportación granaria, con la vocación avara de productores individuales es indicador de cierto desconocimiento del funcionamiento del agronegocio multinacional, que disciplina financiera y culturalmente a la abrumadora mayoría de quienes producen en forma competitiva. Esa forma de trabajar se debe a la integración vertical de todos los elementos que hacen al logro de altos rendimientos con la aplicación de tecnología , donde la participación de proveedores de insumos , logística , dueños de la tierra , contratistas , aportes de dinero para financiar un costo que se estima para la soja en no menos de 6.000 pesos por hectárea, han ido desembocando en una concentración cada vez mayor de la siembra en sociedades (pooles) que son los que generan el grueso de la producción y desembocan mediante diversas modalidades en contratos previos con las exportadoras. Este esquema no excluye emprendimientos individuales pero estimo que el setenta por ciento del total producido es con la forma antes descripta. La sospecha que existan unos seis millones de toneladas de soja de la pasada cosecha pasada en el campo ha hecho que nuestras mejores plumas periodísticas arrojen verdaderos palos de ciego contra un sector donde quienes estamos identificados con la gesta del kirchnerismo se pueden contar con los dedos de la mano. La derecha ha actuado con astucia y logró la adhesión de todos los actores primarios de un negocio de 100 millones de toneladas cuyo pulso controlan actores mucho más poderosos que la mesa de enlace, verdadero mascarón de proa en el asunto .( ni hablar de la FAA y CONINAGRO) . No se imaginan quienes opinan sabiendo poco, lo útil que es para los inconfesables propósitos exportadores tener tras de sí al 99% de los productores. El gobierno popular por su parte,luego de la batalla de 2008 se limitó a dejar en manos privadas la recaudación de las retenciones , para llevar adelante un proceso redistributivo,con un tipo de cambio competitivo que resarcía al sector primario de los altos derechos de exportación que tributaba. Esto último, extrañamente ,no se lo explicó claramente a gente ,que influida por la prensa opositora permaneció todos estos años con la certeza que era saqueado por el estado. Enfrentar a un sector agroexportador que se ha llevado puesto a todas las experiencias populares anteriores ,sin mejorar la oferta a los pequeños productores que NO EXISTEN para el agronegocio, dejando intacta la capacidad del enemigo propietario de los puertos ,puede resultar fatal. No serán las canciones de Barragán la que destraben un conflicto cultural que no es solamente con la burguesía
agraria que se mueve en camionetas 4x4. La restricción externa motivada por el pago de la deuda con reservas y la necesidad de importaciones para sostener la actividad industrial, dió lugar al mal llamado cepo y ahí se pudieron ver a muchos próceres de la comunicación indignados , por que no podían comprar cierta moneda extranjera ,que es el dios sin ateos de tantos que extrañan el mundo para descansar de la tarea diaria en estas pampas chatas .Termino deseando fervientemente que la liquidación otoño invierno de divisas acelere su velocidad .
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