martes, 27 de diciembre de 2016

Cambio, Juez

27 DICIEMBRE 2016
Cambio, Juez

    La salida de Alfonso Prat Gay no obedece tanto a un costo político —como varios medios quieren instalar— como a la búsqueda de medidas de ajuste social más severas.

    Sabido es que en la Argentina los mandos del poder real cambiaron, y ante esta nueva oportunidad es lógico que surjan disputas por quién se apropia de ello. En consonancia con este cambio la actual gestión tiene la tarea de re disciplinar a la sociedad a favor de los intereses de estos sectores, y la salida del Ministro de Economía Alfonso Prat Gay parece responder a esta lógica.
    Podría interpretarse a simple vista que es el costo político que tuvo que pagar por el inicial y truncado proyecto de modificación al impuesto a las ganancias, el cual le obligó al gobierno a tener que negociar entre idas y vueltas con la oposición otro proyecto en sesiones extraordinarias. Pero se sabe que los sectores que realmente tienen el poder en la actualidad en la Argentina y que al fin y al cabo son los que terminan eligiendo qué funcionarios defenderán sus intereses, no conocen el término costo político. Tal fue el caso del Ministro de Energía Juan José Aranguren y su primera modificación exorbitante a las tarifas públicas. El error cometido fue enorme para el gobierno, pero los intereses que defiende y el poder que tiene desde ese cargo son mucho mayores, por lo tanto ahí sigue vigente en su cargo.
    En este caso particular, podría estipularse que la tensa relación con el Presidente del Banco Central de la República Argentina, derivada de las diferencias en materia de política económica, parece darnos una respuesta más acertada que la inicial. El plan de metas de inflación llevado adelante por el BCRA es coherente en el campo teórico de los ortodoxos con un ajuste estricto en toda la economía, en pos de reducir el déficit fiscal. Pero las ya conocidas intencionalidades políticas de Prat Gay iban en contra de esta amistad y quedaron expuestas al calor de sus tibias medidas de ajuste, medidas que el gobierno y los sectores dominantes reclamaban con mayor profundidad. Y a su vez en el manejo irresponsable de la deuda que efectuó. Para la gente, Prat Gay le permitió volver a comprar dólares libremente.
    Pero en la lucha por el poder económico si hay algo que queda claro es que no hay tiempo para andar jugando a la política. Estos cambios que al final terminan dividiendo al Ministerio de Economía en dos Ministerios, el de Hacienda y el de Finanzas parecen obedecer más a ello que a un simple castigo por la gestión. Por lo pronto los nuevos actores provienen, por un lado, de la Fundación Pensar —una usina de pensamiento económico liberal— y del otro, un gran amigo de los “mercados internacionales”. Veremos cómo interpretan el libreto que les ha sido asignado.

    Por Leandro Pili  (tomado del portal www.lasvoces.com.ar)

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