miércoles, 8 de abril de 2015

"Cosas que naides sabia"

(Del poema gauchesco "La Leyenda del Mojón") ¿"Naides sabia"? Algunos si, aunque hayan sido muy reservados sobre el tema, durante muchos años.

Existe un concepto generalizado en que en las épocas pre y durante la Dictadura civico militar, había una especie de anestesia generalizada sobre lo que sucedía, y que la sociedad habia quedado catatónica. Algunos sabíamos que tal cosa no era tan así. Que dentro de la sociedad hubo gente anónima, talvez de aquellas personas mas impensadas que dentro del clima de terror, no arriaron sus banderas. Que talvez las hicieron mas discretas, menos ostensibles, pero que en su fuero íntimo las mantuvieron bien en alto.Pero el hecho de que las supieramos, era mas una intuición que una certeza.

Muchos de ellos ya no están entre nosotros, la vida se los fue llevando, pero otros andan por ahi, en silencio, sin andar chapeando heroicidades que para ellos no fueron mas que actos naturales, de personas bien nacidas. Pero por ahi alguien, tal vez ante la disyuntiva de que estas cosas queden sepultadas en la memoria de los que se van yendo (sus protagonistas, jóvenes 40 años atras, ya deben andar por cerca de los 70 años)  uno en un momento "abrió el juego" y mostró una carta.

Gustavo Sala, el apreciado bloguero de "El Perdido" (Est. José A Guisasola) segun me cuenta, se encontró con otro conocido bloguero, (cuyo nombre se reserva, y hace bien). No se conocían personalmente, solo por sus respectivas publicaciones, y la conversación transcurrió principalmente por carriles ideológicos, de perspectivas y pálpitos electorales, de las distintas situaciones en sus respectivos lugares, hasta que ya casi al momento de las despedidas, surgió la pregunta clave: ¿"Usted que es de Guisasola, lo conoció a Juancito Amestoy"? Y como un comentario sin mayor trascendencia, sobre el pucho, el "Yo supe andar por ahi y veo que vuelta a vuelta anda escribiendo sobre la gente de Guisasola" y ahi nomás al toque el tipo se despachó con una serie de recuerdos insospechados hasta entonces. A partir de ese hecho impensado, la intuición dejo su carga de duda e imprecisión, para transformarse en certeza. ¡Entonces la cosa había sucedido! No daba con ninguna lógica que ante la Dictadura no hubieran surgido movimientos de Resistencia, no ya armados, sino de otro tipo, menos épico pero talvez mas eficientes en cuanto al salvataje de los "náufragos".

El resto de la historia Gustavo Sala la cuenta acá, lo que me hace pensar por extensión, que no debe ser la unica de esas historias que la historia aún no ha recogido. No puedo creer que sea el único hecho; la lógica me hace pensar que es solo una de muchas que deben haber sucedido. Sabemos que fueron muchos los que tuvieron que emprender el camino del exilio, y de alguna forma lo tienen que haber concretado. No era tarea sencilla, además de asimilar su condición de blancos móviles, tomar ciertas decisiones donde sabían que su vida estaba en juego. Todos ellos tenían familias, amigos, la mayoría de ellos ajenos a sus actividades, o que las conocían y las alentaban aún sin participar de ellas. Nada de malo había en ir a un barrio a hacer apoyo escolar, o a pintar una escuela, o a hacer catequesis. Asimilar que esas actividades solidarias se habían transformado en sentencia de muerte, no era nada fácil.

Creo que Sala sin proponerselo, ha levantado la punta de una alfombra, y ha encontrado la tapa de un sótano. ¿Será cuestion de arrollar la alfombra, levantar la tapa del sótano y sacar a la luz esas historias menudas, que son parte inescindible de nuestra historia reciente? Esos hombres de pocas palabras, y esas mujeres silenciosas ("que siempre tenían una olla con sopa, y un par de camas tendidas") fueron los hacedores de la historia. Porque la historia la hacen las gentes del pueblo, personas "del montón", que siguieron su vida normalmente, porque nunca consideraron haber hecho nada extraordinario. Solo un acto normal de solidaridad, de esa que no "chapea", de esa que se lleva adentro. O si no, no se tiene

Tengo para mi que, así como alguien una vez en un bar, le dijo a Rodolfo Walsh, "Hay un fusilado que vive", y con ese comentario abrió una rendija en una puerta que nos llevó a conocer "cosas que naides sabía", con ese "Usted que es de Guisasola, ¿lo conoció a Juancito Amestoy"? se ha abierto otra rendija en una de las puertas de nuestra historia.

Antonio (el Mayolero)

3 comentarios:

Nos Disparan desde el Campanario dijo...

Antonio: Uno ha sido solamente un escriba, un simple mensajero que se topó con una histoira que merecía ser contada y reinvindicada. Los protagonistas absolutos fueron Òmar Milano, Juan Amestoy, más todos aquellos que con humildad y sencillez aportaron lo que tenían para desarrollar una épica y silenciosa tarea humanitaria. Si la pélicula La Lista de Shindler me afecto a pesar de la distancia geográfica y temporal, la historia de estos valientes me tiene absolutamente emocionado y conmovido. Gracias por tu post.

Unknown dijo...

la labor de gustavo es realmente encomiable, un quijote contra los molinos de la desmemoria. Mientras, en el pueblo, siguen reluciendo los bronces de vecinos que lejos estan de ser las perfectas personas que sus homenajes pretenden resaltar...

carlos dijo...

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