viernes, 30 de enero de 2015
Una tercera hipótesis
Por
Unknown
dejo el interesante análisis que hace Guillermo Meana, pensador de nuestro pago, por ladorrego.com.ar
Hasta el momento la Sra. fiscal dice estar investigando todas las hipótesis. Sinceramente espero que así sea, porque hasta ahora sólo se habla de dos de las tres hipótesis inherentes a una investigación por “muerte dudosa”: Homicidio, suicidio (inducido o no inducido), y accidente.
La posibilidad que el Dr. Nisman se haya disparado “accidentalmente” mientras manipulaba un arma vieja, defectuosa y con la cual no estaba familiarizado, “boludeando” frente al espejo de su baño, tiene tantas probabilidades o más de ser cierta que las de un supuesto homicidio perpetrado por agentes secretos nacionales o importados. Claro está que muchos sectores de la oposición necesitan con urgencia un héroe y un mártir, no un inconsciente con poca suerte, ya que de esta última especie, los ejemplares abundan.
Acá completo:
http://ladorrego.com.ar/2015/01/01/caso-nisman-la-tercera-hipotesis/
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1 comentario:
A ver: el ñato cobraba 40 luquitas mensuales (no lo cuestiono, se le había encomendado un trabajo de altísima responsabilidad y de interés nacional, que no es para cualquier improvisado). Manejaba a su discreción un presupuesto de $2.000.000 mensuales (¡de nuestros impuestos!) para luego de diez años emitir un dictamen ¿acusatorio? que para cualquier estudiante de Derecho en la materia "Practica Procesal" le hubiera significado un aplazo, y porqué no, tener que recursar la materia. Sus antecedentes profesionales para nada concuerdan con el adefesio que presentó (¿o le hicieron presentar?). Cualquier persona con un mínimo de capacidad de análisis de la realidad, podía inferir que Nisman no podría soportar las preguntas de los Diputados del FPV y todo el andamiaje preparado se caería, como terminará cayendo, por falta de sustento. La cosa estaba pensada para que el FPV desacreditara la convocatoria, (elementos había) y no concurriera a la reunión de la Comisión. Pero le cantaron ¡quiero valecuatro!, y la suerte de Nisman (y su vida) quedaron selladas, así como la de los que pergeñaron la opereta.
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