la ley de medios es constitucional ¿Y ahora?

por fin, y siguiendo con la manía de profundizar a partir de la derrota (en el 8vo triunfo electoral K en 10 años), los buenazos de la Corte nos hacen el favor de fallar urgentemente luego del resultado de los comicios, tras cuatro años de disputa judicial. Pero si creemos que la aplicación plena de la Ley es sólo la victoria contra el Grupo Clarín, estamos cortos de aspiraciones.

La diversidad de dueños, no asegura la diversidad de voces, y los que vivimos en el interior, sabemos bastante bien que a Clarín le basta con un canal de noticias, un diario y una AM para fijar agenda.

Amén de eso, durante estos cuatro años de obstaculización judicial de aplicación de la ley, los trámites de regulación de licencia, en muchos casos, fueron suspendidos, por lo que ante el nuevo escenario, varios laburantes que llevan adelante sus medios no sólo como una fuente de ingreso salarial, sino también como un soporte de aplicación de su vocación profesional de comunicadores, hoy sienten más incertidumbre que otra cosa. No son empresas multimedios, son comunicadores que además, administran y gestionan esos medios.

Sin la necesidad de aclarar, aunque lo haga, lo necesaria que se vuelve la aplicación plena de esta ley, la realidad metropolitana porteña cega las del interior. En la zona de influencia de Bahía Blanca, por caso, el principal diario y la principal radio no pertenecen al Grupo y uno duda que cambien su línea editorial a partir de lo de hoy. Además, DirecTV le disputa el mercado palmo a palmo a cablevisión, al igual que otras prestadoras privada o cooperativa, cuando Cablevisión está presente, cosa que no sucede en todos los distritos de la sexta.

El desafío real de la nueva ley de medios, es entonces, poder desmontar la usina cultural, política e informativa de la metrópolis capitalina. Algo que podría haberse comenzado ya, sin la LSCA, de la mano de la TDT, que lamentablemente, lejos está de verse por nuestros aparatos de TV.