Cacerola por garrote

se acaban de repetir hechos de violencia contra periodistas de 678, de mayor gravedad que los del video. 

Simpática la muchachada protestona.

La imposibilidad de generar bronca social a partir del revalúo inmobiliario en la provincia, nacionalizando la protesta, se decanta en la bronca ni siquiera porteña, más bien de unos escasos ciudadanos decididos a que la cosa explote por algún lado. No sabemos si la agresión a los compañeros de 678 estaba en los planes de de los dueños del poder, si lo tienen en cuenta como un daño colateral o si será un tiro por la culata. Pero algo es evidente, cuánto más perdidos se sienten, más se desesperan y más peligrosos se vuelven.

Si bien como contaba Artemio, el relato propagado por los medios del poder concentrado se circunscribe básicamente a la ciudad de Buenos Aires, como en esa ciudad se concentra de alguna manera la masa de la estructura financiera, lo que allí suceda en esa cuestión, repercute en el resto del ispa.

Pero es imposible, sobra solvencia para impedirlo, por eso se evidencia la desesperación. Es increíble, pensándolo fríamente, que puedan generar una corrida financiera con los niveles de inversión y recaudación-

Eso sí, como dijimos, este es año de fin de pago de deuda -corralito y corralón- con profundización de crisis externa. Un escenario similar al 2009, aunque con mayor capital político acumulado y una sociedad menos proclive al engaño.

Hay un dato que tal vez ya hemos olvidado: el muerto reclamado por Morales Solá. La víctima fatal por culpa de la crispación política. No pudieron con el accidente de once.

Y digo, todo pareciera irrisorio si no fuese tan grave. Todavía permanece latente en buena parte de la sociedad ese estado de desequilibrio e incomodidad versión 2008, que buscaba ser repelido de inmediato, ganando o incluso perdiendo,cediendo con tal de volver a la homeostásis.

El amor vence al odio y que no nos roben la alegría, sí sí, pero no dejemos de estar atentos tampoco, y sobre todo revaloricemos el rol de la política como único motor de cambio. Y a no caer en la trampa.