lunes, 25 de junio de 2012
La columna vertebral del kirchnerismo ¿El MOO o los más humildes? Santiago del Estero y el 82,11%
Por
Unknown
Con bastante más autoridad que muchos, Jorge Bolívar, quien ya citamos varias veces, en su segundo tomo de Estrategia y juegos de dominación, explica muy bien por qué el peronismo se terminó el 1º de Julio del 74. Siguiendo con esto, se puede plantear entonces que el kirchnerismo, una forma de peronismo o no (debatirlo como que ya está), pero conducido por una peronista, puede tener categorías distintas que lo identifiquen respecto del movimiento generado por Juan Perón. Quiero llegar a un ítem, al de hasta qué punto el kirchnerismo, en su conflicto con un sector del movimiento obrero trasgrede alguna de las categorías que lo definen. Por las idioteces que se escuchan sobre "un gobierno gorila" o que "traicionó a los trabajadores". Y acá es donde llego al título del posteo ¿A quién se debe el kirchnerismo en primera instancia y entonces qué prioriza para su acción? Como el peronismo, a los más pobres, a los excluidos ¿Pueden ser columna vertebral? Acá el cro. Gabriel mapea los resultados definitivos en las provincias el año pasado y muestra los resultados con los estados históricamente más relegados en el top del ranking, con un 82% en Santiago del Estero -al que ya nos referimos antes- y una fidelidad incondicional de los santacruceños (no es casualidad que sean Córdoba, Santa Fé y CABA, junto a San Luis, las únicas por debajo del 50%). El kirchnerismo, como todo movimiento nacional y popular, actúa (y actuó) ahí donde la presencia del estado se hace más necesaria. De censo a censo, con 7 años de kirchnerismo, en Santiago del Estero, ya que estamos, hay 25.000 viviendas más habitadas, 9000 analfabetos menos, y la pobreza bajó un 50%. Reducir el conflicto laboral al 10% de los trabajadores que pagan impuesto a las ganancias con todavía 34% en situación informal y con sólo un 37% de trabajadores sindicalizados, que marca un aumento del 100% respecto de 2003, es un juego arriesgado teniendo en cuenta los avances logrados y lo que queda por lograr, en el marco de una crisis global que asusta. Y aquí el gran problema de lo largo que se hace el partido por el desempate hegemónico -la batalla cultural, bah-, cuando las principales conquistas sociales, la ampliación de derechos, son logradas; y mientras se combaten las deficiencias más difíciles, las estructurales, las que llevan más tiempo y requieren de mayor fortaleza, la defensa de lo logrado ya se hace más difícil y el bienestar personal surge por sobre el colectivo, como necesidad de tracción o de inercia por lo ya conseguido, pero de manera atolondrada o poco inteligente que puede llevar al retroceso, donde otra vez, los primeros en sufrir las consecuencias, no serán otros que los que el proyecto tiene como prioridad: los pobres. Entonces pensemos en las prioridades.
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