Situaciones diametralmente opuestas, distintas. Román pierde la final de la Libertadores, se va, pero el pueblo de Boca aclama que se quede. El Gordo asciende con el Glorioso River Plate, lo van, pero al pueblo gallina no se le mueve un pelo, sinceramente. Al chori como ídolo no lo voy a poner, que el chori Dominguez sea ídolo riverplatense habla de los años que nos tocó vivir hasta hoy.
¿Cómo surgen los ídolos? ¿Quiénes los surgen? ¿Fue el gordo un ídolo realmente? ¿O Salas fue nuestro último gran héroe? Ya lo dijimos acá, Trezeguet, con la mitad de partidos que Cavenaghi, y sin que se la pasen, hizo casi la misma cantidad de goles. La tensión vivida en estos últimos meses fue tan alta que realmente uno puede decir hoy que el delantero ex-platense es el único tipo al que se le lamentaría la partida. A nadie más, ni al reciente biografiado ni al presidente, quien supo ser también un peso pesado de nuestra historia.
Tal vez Román sea una anomalía en su club, o mejor dicho, respecto de la dirigencia de su club. Y de ahí su convocatoria. A nosotros nos pasa que casi todos lo grandes jugadores, matador en adelante, que tuvimos, se parecen demasiado a la dirigencia. Les importa un huevo la gloria del pueblo riverplatense. Sólo la suya y la de sus socios. Y como dijimos hace un año, la situación límite para la vuelta, no fue el campeonato en la B, fue el último campeonato en la A, donde pocos se arrimaron.
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