Analia Quiroga Ex Vice Presidenta de CARBAP |
Hace exactamente dos años, su frase “Kirchner no tiene materia gris” la hizo saltar a la fama desde la pequeña localidad de Pellegrini, ubicada en el sudoeste de la provincia a 500 kilómetros de la Capital Federal. Junto a su marido, se dedica a la ganadería desde hace 30 años, posee 400 hectáreas y tiene 500 animales. Hoy sus mismos compañeros de ruta de aquellas épocas la critican, fue aislada y se alejó de la conducción en julio del 2006, pero pese a todo insiste en reclamar cambios para el sector. Fue a golpearle la puerta al temible Guillermo Moreno y logró que envíe varias toneladas de maíz a algunos ganaderos del sur bonaerense, pero no deja de criticar al gobierno. Asegura que no es kirchnerista, ni lo será. También dispara contra los dirigentes del campo, Alfredo de Angeli, y no se salva ni el vicepresidente Julio Cobos. –¿Por qué ya no forma parte de la Carbap? –No estoy más en la Rural, soy una productora independiente. Un poco me alejé y un poco me alejaron. Cuando yo tuve el enfrentamiento con el presidente Kirchner, los mismos que me obligaron a pedir disculpas y me humillaron bastante, después se subieron a la carroza. Comenzaron a inventar cosas, dijeron que yo usaba a las instituciones para llegar a la política. Yo siempre sostuve que la manera de entendernos con este gobierno era a través del diálogo y la propuesta. Los propios directivos de Carbap me obligaron a irme. Me acusaron de haber cambiado el discurso cuando empecé a negociar con el gobierno y llevar propuestas. –Muchos opinan que se volvió kirchnerista… –Pero por favor... Vuelvo a repetirle, son los mismos que un día me dijeron que una dirigente tiene que aprender a medir sus palabras y cada tres minutos le faltan el respeto a la investidura presidencial. Los mismos que me aplaudieron, me echaron, se olvidaron de los productores y hoy buscan puestos políticos. Perdieron la tabla de valores. No soy kirchnerista ni lo seré. Hoy lamentablemente, sigo llamando y hablando con el Gobierno desde un profundo disenso, pero sigo llevando propuestas porque creo que están equivocados. Les dije que el campo iba a salir a la calle y que iban a lograr lo que ningún gobierno logró. Y así fue. Kirchner nos hizo pedazos. Yo sé que hubo gente que ganó mucho dinero, pero no fuimos justamente ni los ganaderos ni los productores de trigo. –¿Qué opina hoy del conflicto con el campo? –A mí, sinceramente, este conflicto me avergüenza como productora, como argentina y por el Gobierno. Pareciera que acá estamos jugando una pulseada, que nadie entiende de qué se trata. Un conflicto que no le sirve a nadie. El paro sólo sirvió para que la gente de las zonas urbanas nos conozca, se entere cuánto ganamos por un kilo de carne o un litro de leche, pero no sirvió para cambiar la situación. –¿Nunca pensó en armar otra línea interna en las entidades, dar pelea desde adentro? –No. La 125 llegó al Congreso un lunes, el viernes anterior estuvimos con un grupo de productores con la señora presidenta, porque era una barbaridad lo que estaba ocurriendo. Estábamos al borde de matarnos todos en las rutas, era un disparate. Luego fue al Congreso, se derogó, se volvió a un 35 por ciento de retenciones que no le sirve a nadie, son demasiado altas, puede servir en las zonas núcleo. El grueso de la gente decía “el campo ganó” y yo dije no: ganó la señora presidenta. –¿Por qué? –Porque se había quedado con un 35 por ciento que era muy alto. Los ganaderos, los lecheros y los productores de trigo fuimos olvidados, esa es la realidad. Hoy nos recuerdan y usted me está llamando porque ante la desesperación de un enorme grupo de gente hicimos algo. La gente está olvidada por los políticos, por los intendentes, por los concejales, por los gobernadores y por la propia dirigencia. Me llamaron pidiéndome ayuda y yo les propuse que le mandáramos un pedido de audiencia en forma inmediata a la presidenta para que se hiciera cargo. El gobierno nos quitó la rentabilidad, el maíz que llegó sólo es la esperanza de un milagro. Hay productores que perdieron todo y están rifando lo poco que les queda. ¿Qué va a hacer el gobierno con esa gente? Siempre las vacas quedaron para pagar la fiesta, pero desde hace cuatro años este gobierno decidió que no valían nada. Hoy hay un interior a punto de estallar. Ya se cortó totalmente la cadena de pagos y hay gente con una depresión tan grande, capaz de hacer cualquier locura. –¿Qué opina de las últimas medidas de la presidenta? –No pude escucharla porque estaba en el campo. Me enteré que la Mesa de Enlace había pedido la emergencia agropecuaria, que la otorgaron y que algunos dirigentes decían que no servía para nada. Si tengo que ser sincera, la ley de emergencia no sirve para nada. Pero nunca hicimos nada para cambiarla durante todo este tiempo.¿Dónde están los legisladores después de la 125? Haciendo oposición o avalando todo lo que hace el gobierno. No le sirve a la presidenta tener funcionarios que le hagan obediencia debida. Tampoco le sirve al campo tener una dirigencia que se opone a todo y no ve nada. Me parece bien que se repartan gratuitamente las cartas de porte. Hay que hacer memoria: la Federación Agraria apoyaba este modelo. A mí que no me digan que divido la Mesa de Enlace; se divide por la mezquindad de los dirigentes. El resto del campo está unido porque quiere encontrar soluciones. –¿Con Cristina está cambiando algo? –Yo no sé si está cambiando algo. Cuando uno en un desierto vislumbra a lo lejos una pequeña luz, tengamos la capacidad de aprovecharla. No sólo yo, sino muchos productores pensamos que hay una señal. Es un gobierno muy difícil, que se ha negado al diálogo, porque nunca se pudo solucionar nada, entonces no fue un diálogo. Un diálogo no tiene ni vencedores ni vencidos. La gente de la cadena también se quedó con toda nuestra rentabilidad y el dinero de los consumidores. –¿Cómo es su relación con Guillermo Moreno? –Tengo una relación de respeto. Es un funcionario público y como ciudadana, la constitución me avala peticionar a las autoridades y él tiene la obligación de atenderme. –¿La sigue llamando Pebeta? –Eso fue apenas me conoció, por abril del 2006. Ahora simplemente me trata por mi nombre. Siempre me recibió y me respetó. No conozco ni sus gritos ni el famoso revólver. Lastima que no me escuchó, sino otra hubiera sido la historia. Pero la última audiencia que tuve con él, la derivó la presidenta. No creí que iba a mandar el maíz. Vi tanta gente llorando cuando lo recibía, pero sólo le llevé la esperanza de un milagro. Si no llueve esto no sirve para nada. Solo alarga la agonía hasta que venga una lluvia o hasta que el gobierno se digne a liberar el precio de la hacienda. –¿Usted trabaja para Moreno? –No. Sé que eso dicen algunos. Sinceramente cuando comenzaron a acusarme de todo y vi llorar a mi hijo de 24 años, que es productor, porque escuchó que decían que yo había agarrado un sobre, sufrí muchísimo. Yo estaba preparada para pelear con el Gobierno, pero nunca para que me desconocieran los míos. Hoy los que me acusan son los mismos, los míos. Las heridas ya cicatrizaron y no duelen. A mi hijo, un poco sí, pero ya no llora. Ahora llora mi hija más chica de 22 años, al escuchar que dicen que el dinero para curar una gravísima enfermedad que tuvo mi mamá, me lo manda Moreno, cuando todo lo cubrió el PAMI, gracias a Dios, si no hubiésemos tenido que vender todo. –Se la siente con mucha bronca… –Y sí. Si se trata de mediocres que todavía no llegaron a la zona de desastre a pedirles disculpas a la gente. Yo vi llorar a muchos, yo les pido, les exijo que vayan a poner la cara y a pedir disculpas. Son dirigentes que despectivamente dijeron: “Analía Quiroga mandó pochoclos junto con Moreno”. Espero que tengan la valentía de ir a ver la desesperación de la gente. A mí qué me importa si lo mandó Moreno, es más, no lo mandó él, lo mandó la señora presidenta. ¿Y ahora dicen quién lo va a pagar? Los mismos que pagamos los planes sociales, los subsidios que le dan a la industria, los mismos que pagamos los subsidios de los señores que se llevaron los terneros de esa gente, los encerraron en un feed lots y el gobierno les dio las compensaciones a ellos y a nosotros no nos dio nada. Si este país perdió la tabla de valores no es mi culpa. Mi dignidad no tiene precio. Yo puedo mirar a mis hijos a los ojos. Hice un acto solidario, si tuviese que volver a hacerlo, lo haría de la misma manera. A mi me juzgan mis hijos y Dios, nadie más. –¿Qué opina de los actuales dirigentes del campo? –Veo mucha mezquindad en algunos dirigentes. Vuelvo a repetirle: algunos son ratas. Están buscando un voto sobre las desgracias de la gente, merecen mi total repudio. Les pido que se vayan en forma inmediata, porque las instituciones del campo son sagradas y hay que conservarlas, pero no pueden estar llenas de ratas. El que quiera llegar a un puesto político, por mí que haga lo que quiera, pero no a costa de jugar con la dignidad y el dolor de la gente. Si alguien dijo que perdí la dignidad por una bolsa de maíz, que haga un mea culpa, no puede estar al frente de una institución. –¿Le ofrecieron algún cargo político? – Cuando Javier de Urquiza tomó la Secretaría de Agricultura, el presidente Kirchner me ofreció que me hiciera cargo de la ganadería. Le dije que no tenía ningún problema, siempre y cuando abriera las exportaciones, incluyera la ganadería en una propuesta de Estado y modernizara la industria. Me contestaron que era imposible y les dije “entonces no tengo nada que hacer”. Cuando llegaron las elecciones, menos el kirchnerismo y la Izquierda Unida, todo el mundo me llamó. No me interesa la politica. –¿Cómo quedó su relación con Alfredo De Angeli? –No lo ví más. Hablamos cuando comenzó el conflicto. Una vez fui a Gualeguaychu y cuando la gente me reconoció me subió al palco, los que estaban ahí arriba y dirigían el acto me bajaron. Me lo encontré en un acto de Azul, fui invitada pero no al palco. Después lo ví en un pueblo de la Pampa y aparentemente se fue ofendido conmigo porque mi discurso había sido un tanto largo. De Angeli tal vez no tenga presente que hacía casi cuatro años que luchaba por la ganadería en esa zona. Yo no defendía la producción de soja, que me parece bárbaro que exista, pero existe porque nos sacaron la rentabilidad. Nunca más lo vi, ni me llamó, tampoco me llamó la Mesa de Enlace. –¿Usted estuvo en desacuerdo con los cortes? –Nunca compartí los cortes, compartí la propuesta informativa, pero yo no tenía derecho a cortar una ruta. Si le digo al gobierno que tiene que basarse en la constitución no puedo cometer un acto inconstitucional. Le pedimos que abra el diálogo, que escuche a la gente, a los ganaderos, porque si nos da la rentabilidad que necesitamos el interior funcionará. Si sigue con el desastre de este modelo, no sobrevive nadie. Hay que liberar el precio de la hacienda, un novillo no puede valer menos de 4,50 pesos. Todos tenemos que tener rentabilidad, no sólo unos pocos. –¿Qué le dice su marido de todo esto? –A mi esposo, que me acompaña desde hace 30 años, le duele la mezquindad, pero sabe que tengo el apoyo de la gente y eso vale. Si tengo que volver a hablar con este gobierno lo haré las veces que sea, que digan lo que quieran. Yo la lucha la llevo hasta el final. Si no hubiésemos reclamado, nadie estaría hablando de la sequía ni viendo las imágenes de las vacas muertas en los diarios. Somos los grandes olvidados.
Esto decia Analía Quiroga alla por finales de 2009. Ni Clarin, ni La Nación volvieron a hablar de ella.
Antonio (el Mayolero)
1 comentario:
Bueno antonio, entienda, hay cosas más urgentes y no todo puede ser tapa...
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