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Que el alcalde/intendente/Jefe de Gobierno de la CABA es el emergente político de una economía neoliberal no es nada novedoso. Que por ello ha sido nominado como una de las esperanzas de la ciudadanía bienpensante por la Corpo mediática, tampoco es novedoso, habida cuenta de la cobertura informativa de la que goza, pese a los desaguisados que comete a diario.
Desaguisados desde nuestro punto de vista, ya que sus admiradores, lo sustentan con entusiasmo, porque sus acciones de gobierno son precisamente lo que ellos quieren que se haga.
En alguna oportunidad me he referido al movimiento de fabricas recuperadas, no ya solo como un fenómeno económico, solucionando el problema del cierre de fuentes de trabajo, sino como un fenómeno social profundamente revolucionario, a mi criterio no suficiente valorado por su trascendencia.
Sabido es que desde siempre ha existido en la sociedad una especie de orden natural en que había quienes naturalmente ocupaban el rol de mandar y quienes ocupaban el rol de obedecer. Se aceptaba como natural que hubiera una clase social que desde su rol dominante estaba destinada por condiciones naturales a ser los "empresarios", con una contraparte de otro numeroso grupo de personas a los que "no les daba la cabeza" para administrar, y que por consecuencia debían ser tutorados y conducidos, so pena de caer en la miseria por su falta de condiciones naturales para desempeñarse en alguna actividad sin alguien que les diera órdenes.
El viejo Don Carlos, Engels y otros teorizaron sobre el tema, y algunos como Lenin lo pusieron en práctica, cosa que a la larga no funcionó muy bien porque simplemente se limitaron a sentar las bases para que apraeciera una nueva clase dominante con distintos actores, pero con las mismas premisas.
Como siempre sucede, en momentos críticos, aparece la fuerza de las personas del común, y fue entonces alla por el 2000/2002 cuando la necesidad aguzó el ingenio, y los trabajadores pusieron de nuevo en marcha sus fábricas y sus empresas.
Nosotros lo hemos tomado como un hecho natural, pero la tremenda revolución que significa, ha inquietado profundamente, ya que dejó al descubierto una clase dirigente corrupta, mezquina, especuladora y vividora, incapaz de afrontar situaciones críticas. O sea que se desmoronaron las presuntas "virtudes" de esa clase social. Y de pronto, con dificultades, a los tropezones, las cooperativas fueron poniendo en marcha de nuevo las fuentes de trabajo.
No es extraño entonces que el emergente político de ese "empresariado" puesto a Gobernar tenga una inquina especial para con ellas, como con todo el Cooperativismo en general ya que su sola existencia altera el "orden social establecido".
2013 es un año electoral; Macri y otros sucedáneos cuentan con los medios de mayor circulación para auparlos y levantarlos con miras a su candidatura presidencial de 2015. Los Cooperativistas (de todas las ramas, Agrarios, de Consumo, de Servicios, de Crédito y de lo que se le ocurra) ya tienen una muestra bien concreta de lo que les puede esperar... Que no crean que solo es contra las cooperativas de trabajo y las fabricas recuperadas.
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