miércoles, 23 de enero de 2013

Significado.

Vemos en La Voz del Pueblo de hoy, esta nota del amigo Juan francisco Risso, y la traemos a consideración de los amigos de este blog.

Lo he contado muchas veces. Transcurre en Japón, pero en el Japón de antaño. Un campesino -imagino un campesino de barba rala- entrega diez monedas de plata a su hijo, para que vaya donde el maestro de esgrima. Llega el niño con su atadito y las monedas, el maestro las recibe y le entrega una escoba. El muchacho deja por allí su atadito y comienza a barrer. Sigue barriendo, día tras día, mientras el maestro le trata de un modo más duro y despectivo por cada día que pasa allí, escoba en mano. Luego comienzan los empellones. Van pasando los días, va aumentando el maltrato. Pero la enseñanza del arte de la esgrima no comienza. Cierta noche, el maestro revolvía tranquilamente la olla sobre el fuego, cuando el muchacho se le acercó por detrás con sigilo. En una mano llevaba una respetable estaca. Miró la cabeza del maestro, y la estaca describió un rápido semicírculo. Quiere la historia que el maestro, sin inmutarse, quizá sin mirar, pare el golpe con la tapa de la olla, que se ponga de pie tranquilamente y que salude a su alumno a la manera japonesa. Con respeto. Al día siguiente empieza la enseñanza de la esgrima propiamente dicha. Antes, y para usar una vieja frase, no estaba preparado. El espíritu de lucha y la rebeldía debía encontrarlos el propio alumno. El resto lo enseñaba el maestro. Para iniciar y llevar adelante la política de desendeudamiento implementada por Néstor Kirchner casi era necesario algo así como tomar una katana y atarse una vincha de samurai, beberse un vasito de sake y tirarlo al piso. Que, bien mirado, tampoco es cosa de otro mundo. Aquellos que pronosticaban "aislamiento" del país y otra serie de desgracias análogas, me generaron cierta preocupación. Verán: pensé que estas personas no lo decían por mezquindad política. Pensé que lo decían porque son verdaderos adulones del poder económico mundial, sin coraje para otra cosa. Que lo creían. Y que contagiarían a timoratos, indecisos y -en suma- a personas acostumbradas al vasallaje. Aún recuerdo la -artificiosa- sonrisa de oreja a oreja del ministro Cavallo, cuando dijo a las cámaras -televisivas- esta frase: "Les firmo lo que quieran, pero me traigo la plata". Frase que me exime de comentarios, y que pronunció sin modificar su artificial sonrisa. Epoca del megacanje, o el blindaje, o lo que quieran llamarlo. A eso llamo yo estar entregado. Por el contrario, el avatar vivido por la "Libertad" deriva -precisamente- de aquella política de desendeudamiento. Exitosa, por cierto. En esa política está el nudo de la cuestión con Ghana. No veo que puedan analizarse los contratiempos -que habrá muchos- sin contemplar los beneficios que recibió el país. Tampoco sé si es válido que sea yo mismo quien califique de exitoso a ese desendeudamiento. Pero hace un año y pocos días, Van der Kooy -del diario Clarín- dijo textualmente: "Al menos Kirchner hizo una correcta negociación de la deuda y una política de desendeudamiento". Creo que es el mejor homenaje. A estas cosas siempre las veo así. Mal podría alabar yo aquellas políticas a las que adhiero desde un principio. Pero está en el mail que Van der Kooy me envió el lunes 27 de febrero de 2012, siendo las 11.57 pm. Nochero, como todo periodista de un diario. Ofrezco mi vieja notebook Olivetti a los escépticos. Por supuesto, en ese texto es más lo que critica que lo que aprueba. Pero puntualmente esto, han visto, lo aprueba. Tampoco crean ustedes que lo acontecido en Ghana le sucede sólo a la Argentina, por ser la Cenicienta del planeta Tierra. Los ingleses tenían -precisa y exactamente- el mismo problema con nosotros. Los paquetísimos y poderosos ingleses. Hasta donde sé, un grupo de productores de papa -argentinos- entablaron un juicio (aquí) contra vendedores de papa-semilla ingleses, por no tener dicho producto el grado de sanidad pactado. He aquí que la semilla llevaba el sello -la garantía- de un organismo oficial inglés. Es decir, el juicio involucraba a la Corona. Admito que nunca ví esos expedientes -supe de su contenido de buena fuente- pero sí vi luego la noticia, donde Gran Bretaña pedía a Argentina que desactivara ese asunto. Al parecer, el príncipe no-sé-cuanto estaba en las cataratas, del lado brasileño, pero su avión estaba impedido de ingresar a Argentina por la posibilidad de embargo. Corresponde aquí dar la palabra a los sempiternos críticos: el avión del príncipe no aterrizó en ningún aeropuerto argentino. Por el contrario, la "Libertad" amarró despreocupadamente en aquel puerto de Ghana. Eso demuestra que este gobierno -presidente, ministros, canciller- es un tanto dado a la chapuza. No lo creo. Ese Tribunal del Mar -del cual hablamos como si le conociéramos- dejó en claro que la fragata tenía derecho a entrar y salir de puerto sin ser molestada. No veo chapuza, como no sea la del fondo buitre, que quedará pagando la estadía en el muelle. La medida cautelar mal trabada suele dejar pagando a quien la solicita. Por propia experiencia -por haber vivido afuera- sé que nadie se siente del mismo modo en su país y fuera de él. De joven era yo amigo de los líos sin sentido, a veces de madrugada y tras profusas libaciones. Algo inherente a mi personalidad. La revista estudiantil me tildó de "Paco Camorra". Pero en país extranjero me cuidé muy bien de líos y grescas. Sé cómo se siente uno allí. El cerebro manda un aviso. Y puedo así entender el estado de ánimo de esos marinos argentinos que -fusil en mano- pararon el abordaje de personas extrañas a la nave. Retroceder era claudicar. Un tiro a destiempo, la catástrofe total. Y ese tiro puede dispararse sin quererlo el tirador: la mano izquierda en la chimaza, el índice derecho sobre la cola del disparador, y el hombre prácticamente agarrotado, en tensión total, mientras escucha gritos y ve movimientos en cubierta, alguno amenazador. Así lo imagino. Ese personal de la Marina también tuvo ocasión de practicar el coraje y la templanza, a miles de kilometros de aquí. Y también ellos supieron manejar la situación, que no llegó a desbordar. Protagonistas que pronto serán olvidados, pero que tomaron y corrieron riesgos en soledad total. Y fueron parte vital del buen resultado. Hablo siempre del desendeudamiento de Argentina. De la puja por lograrlo y sostenerlo, de la lucha que se sigue librando. Ver algo -verlo con los ojos- ayuda a entender. Cuando la fragata termine la maniobra de atraque, y el primer tripulante baje por la planchada, cada uno de nosotros dará algún significado a ese hecho. Bienvenida la Marina.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
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De Dorrego y bien de derecha con orgullo! dijo...
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