Mientras la vida se morfa a Ronnie Biggs, el legendario ícono punk y miembro de la banda que se choreó, sin disparar un sólo tiro y en poco más de media hora, casi todo el dinero del tren del correo de su majestad (pronto a privatizarse, por cierto), deja lo que puede ser una de sus últimas entrevistas:
"Si me preguntan si tengo remordimientos por haber sido uno de los ladrones del tren, mi respuesta es ¡no!", asegura Biggs, quien no puede hablar y se comunica con una tabla con el alfabeto, en declaraciones recogidas por la agencia local PA.
"Iré más lejos: estoy orgulloso de haber sido uno de ellos. También me complace que se me llame el recadero o el cerebro. Estuve allí esa noche de agosto y eso es lo que cuenta. Soy uno de los pocos testigos, vivos o muertos, del robo del siglo", añade.
De lo único de lo que si se arrepiente es de que resultara herido de un golpe en la cabeza el conductor del tren, Jack Mills, que se negó a colaborar con la banda que interceptó el tren de madrugada a la altura del condado inglés de Buckingham.
"Es lamentable, lo he dicho muchas veces, que él resultara herido, y no fue la única víctima, pues quienes han pagado el precio más alto por el gran robo del tren han sido las familias de todos", asegura.
Acá más sobre el robo
No hay comentarios:
Publicar un comentario