sábado, 17 de octubre de 2009

Octubre y su revolución verdadera



Por Garufa

“Éramos un país sin rumbo y ahora el rumbo es el rumbo de la patria, es nuestro rumbo, vamos a donde queremos ir, y todavía nos permitimos ofrecer a la humanidad el rumbo nuevo de nuestro justicialismo. Podemos decir con legítimo orgullo, que trabajando juntos hemos construido sobre la vieja argentina, injusta, vendida, y traicionada, esta nueva argentina justa, libre y soberana.”

La revolución justicialista, como tal, ha sido ninguneada alevosamente por la historia universal, y en Argentina particularmente. Ninguneo y tergiversación que la fundamentan, que le dan identidad, que la valorizan, entonces, como un proceso verdadero y opuesto a lo que se dijo y se dice de ella desde los que se encargan de determinar al historia del hombre.

Si uno repasa un poco la historia de las revoluciones, pongamoslé desde la burguesa Revolución Francesa; no fue hasta ese 17 de Octubre que el pueblo haya vencido en su revolución.

No pudieron ni Zapata ni Villa en 1910, en una revuelta que triunfa pero no termina en plasmar su Reforma Agraria, entre luchas fraticidas y sangrientas que llevó a combatir fusil en mano a anarcosindicalistas contra las tropas de Villa.

Lo mismo les pasó a Lenin y Trotsky en el 17, el otro Octubre. 20.000 compañeros anarchistas fueron fusilados. Stalin luego terminó con moño la revolución de los soviets.

Suerte parecida corre hoy la revolución engendrada por Mao, y ni hablar de los logros que nunca pudo conseguir la pacífica revolución de Ghandi para acabar con la desigualdad de su país, que sólo logró independencia del Imperio en la papeleta.

Pero un día como hoy terminó de consolidarse el inicio de esa Revolución Verdadera, la que se diseminó por las masas obreras como un relámpago, como el viento zonda en brisa casi sin que la oligarquía se percatara, reaccionando tarde al aluvión.

Perón y Evita llevaron la revolución verdadera a las manos de todos los trabajadores, a las mesas de sus hogares, a la educación de sus hijos, a sus sonrisas, a su libertad…

La reacción fue durísima. Extramademente durísima, inédita en la historia, como la revolución que la originó, que años más tarde se esparció en dos, tres, muchos Vietnam.

Luego ya de 64 años estamos en vías de recuperarla. Metámosle entonces.

Darwin Passaponti y Fransisco Ramos presentes. Fusilados ese 17 de Octubre.



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