Tengo una prima de esas que tuvo la mala leche de ser sudaca y no europea, y que decidió volverse a España hace dos años, a vivir a Mallorca y a laburar en un hotel. Me cuenta que no tiene dramas, que el laburo va de maravillas porque en las islas casi todos son alemanes con mucha guita. Sospecho que no va a reconocer nunca el peso de la crisis y su errada decisión de volver a lo que considera su país natural. Así que bueh, me puse a leer un poco un diario de Mallorca a ver como viene la mano por esos lares mediterráneos:
Sin salidas laborales
El problema, sostiene, es que muchos colombianos llegaron a Balears para trabajar en la construcción y las actividades afines, y ahora se encuentran sin futuro laboral. Pero el problema se extiende también a aquellas mujeres que trabajaban como cuidadoras de personas mayores y que al quedar algunos de los hijos de estas últimas sin ocupación han pasado a hacerse cargo del anciano, dejando sin trabajo a la inmigrante. Aunque reconoce que es una cuestión que no se suele abordar, apunta que incluso las chicas que llegaron de Latinoamérica y que se han dedicado a la prostitución tienen ahora problemas para salir adelante.
Otro relato recurrente de los compatriotas latinoamericanos que aún viven en Europa, es el de la latinoamérica en eterna crisis, como para justificar su estadía en las tierras del rey Juan Carlos, algo que al redactor del diario no le cae tan mal por supuesto:
Raúl Luna, presidente de una de las asociaciones de ecuatorianos de la isla, señala también esa falta de expectativas laborales, y recuerda que la opción de regresar a su país se explica porque siempre es preferible pasar un mal momento junto a la familia que alejado de ella, una valoración en la que coincide el presidente de la asociación argentina, Héctor Morano, el cual destaca que cuando la pérdida del empleo se da en un inmigrante de edad próxima a los 50 años, las posibilidades de reincorporarse al mercado laboral resultan prácticamente inexistentes.
Raúl Luna apunta otro factor que en su opinión ha hecho aún más difícil la permanencia de muchos inmigrantes: precisamente el olvidar el carácter itinerante que muchas veces implica abandonar el país de origen. Así, recuerda como muchas de estas personas tuvieron un acceso excesivamente fácil al crédito, lo que las llevó a comprometerse con hipotecas a 25 o 30 años y además a comprarse un coche, generando unos compromisos económicos con los que resulta imposible cumplir una vez perdido el empleo. Héctor Morano admite esta circunstancia, pero recuerda también que "a nadie se le ponía una pistola en la cabeza a la hora de firmar una hipoteca".
En cualquier caso, Jorge Lambuley señala la creciente sensación que muchos inmigrantes tienen de que han sido ´utilizados´, y que pese a reclamar sus servicios durante los años de bonanza económica, ahora ya no son apreciados en la sociedad balear o, con carácter general, en la española. Una sensación que Raúl Luna comparte.
Como prueba de ello, recuerdan los nuevos límites que se están fijando para permitir el acceso a la sanidad pública. Además, se señala que la obligatoriedad de dar de alta en la Seguridad Social a las personas que ayudan en las labores del hogar ha hecho que ahora muchas familias desistan de contratar los servicios de muchas mujeres inmigrantes, y se señala el absurdo que supone el que en años de crecimiento no se exigiera esta medida y en cambio se aplique durante la crisis.
http://www.diariodemallorca.es/palma/2013/01/30/preven-poblacion-palma-seguira-creciendo-2020/823329.html
1 comentario:
Lindo panorama. Uno tiene siempre una prima así, Manuel. La mía, ni te cuento.
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