¡¡La puta que vale la pena estar vivo!!

Eduardo, Maria Laura, Alberto. Omar. Leo. Pablo y Antonio

Cuando uno lleva vividos unos cuantos años en los que ha ido tratando de mantener una cierta coherencia entre su pensamiento y su forma de actuar, ya pasando los 70, no puede menos que mirar un poco para atrás y ahi lo asaltan las dudas existenciales.

¿Habrá valido la pena el esfuerzo? ¿Alguien te habrá escuchado? Capaz que si, a lo mejor te oyeron, pero no te escucharon (que oir y escuchar no son la misma cosa). ¿Habrás oído y escuchado vos también?

Y de pronto, alguien cumple 50 años de vida, y se le da por reunir a sus amigos, o a las personas que le merecen respeto y/o aprecio, y te encontrás con que vos sós uno de ellos. Y por ahí te sorprendés un poco ya que no sos lo que estrictamente se conoce como "amigo". Ya sea porque vivís muy lejos, porque no tenés un trato cotidiano con el punto, y que tu única relación con él pasa a través de lo ideológico y una comunión de ideales. No tenés ninguna relación comercial con el tipo, cosa que algunos giles suelen confundir con "amistad", asique descartás también esa otra alternativa de una especie de "compromiso" del candidato a invitarte a su festejo.

Y uno entonces va, porque se entera que tambien va a estar Fulano y Mengano, y le despierta una curiosidad por ver y tratar de desentrañar algunas cosas que en estos tiempos parecen ya descartadas por esta "civilización" neoliberal.

Y allá se los empieza a encontrar, algunos mas viejos como Alberto y Graziela, o el que esto escribe, otros mas jóvenes como Pablo, Laura, Leo, María José, el turquito Omar, con Ruth, su compañera y su hijita, Javier, el Dago, el "Caru", y otros mas, a quien Eduardo Sandez convocó. Y no pudo dejar de observar que en plena lucha gremial, sus compañeros de SUTEBA de Azul y Cacharí, también daban el presente, y sus amigos del futbol, y hasta algunos de sus alumnos.

Y uno termina dándose cuenta que hay cosas que pasan,que desmienten la presunta realidad que nos pintan (o pretenden pintar). Que la honradez intelectual, la coherencia ideológica, el ser un buen tipo en todos los aspectos de la vida "garpan". Y Eduardo Sandez, esa noche "pasó por ventanilla".