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Un poco de historia: Producto de
la crisis del ’30, para paliar sus efectos en el campo argentino, comenzaron a
fundarse cooperativas de productores, que se agrupaban bajo esa forma de
asociativismo con el objeto de defender el precio de sus productos.
Los tamberos
eran explotados principalmente por una empresa de capitales Ingleses, (The
River Plate Dairy Co. Popularmente conocida como “La Dairyco”) que los estafaba
sistemáticamente sobre todo en las liquidaciones y análisis de calidad.
Las
formación de estas cooperativas fue cambiando este estado de cosas, y aquellos
cooperativistas dieron un paso más, al constituir una Cooperativa de 2º
Grado (o sea una cooperativa de
cooperativas). Al ser el núcleo fundante 16 cooperativas de las provincias de
Santa Fé y Córdoba, reunidos en Brinkmann (Cba) en 1938, la llamaron SanCor
C.U.L (Cooperativas Unidas Ltda.)
Así
encararon el segundo paso, que fue el de la industrialización de su producción,
ya que hasta entonces, eran proveedores (ya no individuales, sino agrupados) de
la Dayrico. Con el correr de los años,
para fines de la década del 40, desplazaron a sus antiguos explotadores y la
Dayrico desapareció del mercado de lácteos en la Argentina. La calidad de sus
productos se fue imponiendo a través del tiempo, y su marca SanCor se
transformó en un sinónimo de calidad en todo el país.
Habían
demostrado que el asociativismo de los productores en forma Cooperativa, era (y
es) beneficioso para sus actores principales, y para la población en general.
Los problemas del crecimiento: Cuando las
cooperativas son pequeñas o medianas en su volumen societario y de negocios,
todos los socios saben y conocen por razones de cercanía como funciona su
empresa. Aparte, al principio, son el núcleo fundante que conoce perfectamente
la situación anterior, y está totalmente imbuído de los cómo y los porqué se
llegó a fundar la cooperativa. Va pasando el tiempo, se incrementa el volumen
de los negocios, y naturalmente (por razones etarias) ese núcleo de socios
fundante va dando paso a otras generaciones, que en muchos casos, al no haber
vivido las situaciones anteriores, tienden a creer que “la cosa fue siempre
así” como es ahora, sin advertir que sus antecesores habían hecho una
revolución que había afectado intereses muy poderosos. Y que estos intereses,
como sistema, estaban al acecho.
Paralelamente,
el incremento de los negocios, hace necesario el concurso de profesionales de
la administración, y así gerentes, contadores, abogados, son incorporados al
sistema. El problema se presenta porque en nuestro sistema Universitario, la
formación de Abogados y Profesionales de Ciencias Económicas, soslaya el
Cooperativismo y sus particularidades, por lo que se contrata a Profesionales
“rengos” en sus conocimientos sobre la idiosincrasia de la empresa donde deben
prestar sus servicios.
Ese
incremento del volumen de producción, industrialización y comercialización se
hace cada vez mas complejo y lejano para los dueños de la empresa (o sea los
tamberos), que quedaron allá en su tambo dedicados a lo suyo, y no disponen de
la información necesaria al momento de tener que decidir en asamblea el rumbo
de la empresa de la que son dueños. Solo un pequeño núcleo dirigente
“profesionalizado”, y los altos funcionarios son los que disponen y manejan la
información por lo que el socio termina perdiendo el manejo de su propio
negocio.
Esta
situación que estoy describiendo, no es patrimonio exclusivo de SanCor, sino
que es aplicable a todas las grandes Asociaciones o Federaciones de
Cooperativas de cualquier tipo que sean, pero principalmente en las del sector
agropecuario y de crédito.
Hoy lo dejamos acá, pero mañana la seguimos.
Antonio (El Mayolero)
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