Por Garufa
Siempre se dijo, desactivar la estructura de los formadores de opinión pública, era la madre de todas las batallas. Más allá de lo insípido del argumento de batallar hoy contra los socios del ayer, socios de nunca, que como buenos mercenarios sirvieron para poder sustentar y dar apoyo a iniciativas que les convenían, y que eran muy difíciles de implementar, como siempre decimos, con un veintipico por ciento debido a un ballotage negado. Voltear la vieja corte, poner una nueva, reanudar los juicios con cuadro descolgado y todo, con apenas ese porcentaje, por más empatía que se tuviera con la clase media, la ayuda del mercenario era fundamental. Y como es un mercenario, nunca será un socio, pues a todos, tarde o temprano termina traicionando.
De eso no vamos a hablar hoy. Sí del periodismo y de la democracia representativa, esa que cita como sistema el compañero Ricardo según Churchill (aggg), y que yo me quedo con la frase de no se quien que dice que "no sirve para nada sino ya la hubiesen prihibido"; pero en fin...
Periodismo como tal, que no se limita solo a transmitir información, que investiga y opina, nace con las democracias burguesas, imposible pues comunicar antes, en plenos regímenes absolutistas, sino preguntenle a los amigos de Torquemada.
Ahora bien, entonces la comunicación de las opiniones, casi que sustenta esta democracia que tanto gustamos, y van de la mano, pues si milicos hay, o te ligás un balazo en la cabeza, como algo suave, o brindás con ellos la misma noche en la que asumen el control de la republiqueta bananera.
Al menos en nuestros países, que importaron el modelo europeo burgués de la democracia "en serio", como le gusta decir a la senadora "en serio" Stenssoro, el periodismo corporativo ha logrado una de las mejores construcciones en la subjetividad de los lectores, oyentes y televidentes: La política es corrupta y es para corruptos. Flor de seguro se compraron.
De ahí que el ciudadano de a pié y en taxi también, diga, como Tenembaum, que son todos unos ladrones, aunque quien lo diga también lo sea.
Entonces, cuando un gobierno periférico como los nuestros, se sale del standard europeo de democracia en serio, es tildado de populista, osea, de coprrupto y totalitario. Cuba, Chávez, Evo, Correa...
Por otro lado, la Corporación vehiculiza su dominio sobre la gilada que nunca se equivoca a la hora de elegir, a través de su niña mimada, la prensa libre.
Lo inmaculado del periodismo le asegura la credibilidad que esconde el resto de su faceta pendenciera, capitalista, individualista, y por ende, fusiladora.
Entonces, nada de matar al mensajero.
Pero cuando un gobierno se digna a batallar a esa niña más mimada, y también la que pareciera contar con las mejores armas de defensa pero a la vez es la más debil, casi siempre pierde. Transa o se va. Casi siempre.
Sin embargo, cuando el político decidido reconoce que la política no es eso que el "mensajero" quiere imponer; es cuando recupera, pongamoslé, su esencia aunque sepa que cuenta con una intrínseca pizca de trapizonda, pero que fundamentalmente está ahí como garante de que los más pobres tengan "eso" que les garantice la libertad en las mismas condiciones que a los más ricos. Si a eso le sumamos que además cuente con el liderazgo suficiente que lo cubra, de un líder y de parte del "pueblo", entonces, y a pesar de los chillidos del "mensajero", puede dar vuelta la cuestión, el felpudo, los pelos de la foca, y recomponer los canales por donde las diversas interpretaciones de lo que sucede puedan encontar un camino para comunicarse, haciéndole más dificultoso el trayecto al mensaje que antes se imponía como único.
Y por eso esta victoria es infinita, pues abre infinitas posibilidades, de sólo pensar que dentro de un tercio deberán batallar aquellos que conciben la información sólo como mercancía y moneda de cambio.
Por eso el 10 entramos en La Habana , y la revolución recién comienza, no debemos desperdiciar esta oportunidad transformadora, única. El abanico de oportunidades se abre, y tal vez esta sea la que nos posibilite terminar, de una vez, aquello que se empezó un 17 de Octubre.
Siempre se dijo, desactivar la estructura de los formadores de opinión pública, era la madre de todas las batallas. Más allá de lo insípido del argumento de batallar hoy contra los socios del ayer, socios de nunca, que como buenos mercenarios sirvieron para poder sustentar y dar apoyo a iniciativas que les convenían, y que eran muy difíciles de implementar, como siempre decimos, con un veintipico por ciento debido a un ballotage negado. Voltear la vieja corte, poner una nueva, reanudar los juicios con cuadro descolgado y todo, con apenas ese porcentaje, por más empatía que se tuviera con la clase media, la ayuda del mercenario era fundamental. Y como es un mercenario, nunca será un socio, pues a todos, tarde o temprano termina traicionando.
De eso no vamos a hablar hoy. Sí del periodismo y de la democracia representativa, esa que cita como sistema el compañero Ricardo según Churchill (aggg), y que yo me quedo con la frase de no se quien que dice que "no sirve para nada sino ya la hubiesen prihibido"; pero en fin...
Periodismo como tal, que no se limita solo a transmitir información, que investiga y opina, nace con las democracias burguesas, imposible pues comunicar antes, en plenos regímenes absolutistas, sino preguntenle a los amigos de Torquemada.
Ahora bien, entonces la comunicación de las opiniones, casi que sustenta esta democracia que tanto gustamos, y van de la mano, pues si milicos hay, o te ligás un balazo en la cabeza, como algo suave, o brindás con ellos la misma noche en la que asumen el control de la republiqueta bananera.
Al menos en nuestros países, que importaron el modelo europeo burgués de la democracia "en serio", como le gusta decir a la senadora "en serio" Stenssoro, el periodismo corporativo ha logrado una de las mejores construcciones en la subjetividad de los lectores, oyentes y televidentes: La política es corrupta y es para corruptos. Flor de seguro se compraron.
De ahí que el ciudadano de a pié y en taxi también, diga, como Tenembaum, que son todos unos ladrones, aunque quien lo diga también lo sea.
Entonces, cuando un gobierno periférico como los nuestros, se sale del standard europeo de democracia en serio, es tildado de populista, osea, de coprrupto y totalitario. Cuba, Chávez, Evo, Correa...
Por otro lado, la Corporación vehiculiza su dominio sobre la gilada que nunca se equivoca a la hora de elegir, a través de su niña mimada, la prensa libre.
Lo inmaculado del periodismo le asegura la credibilidad que esconde el resto de su faceta pendenciera, capitalista, individualista, y por ende, fusiladora.
Entonces, nada de matar al mensajero.
Pero cuando un gobierno se digna a batallar a esa niña más mimada, y también la que pareciera contar con las mejores armas de defensa pero a la vez es la más debil, casi siempre pierde. Transa o se va. Casi siempre.
Sin embargo, cuando el político decidido reconoce que la política no es eso que el "mensajero" quiere imponer; es cuando recupera, pongamoslé, su esencia aunque sepa que cuenta con una intrínseca pizca de trapizonda, pero que fundamentalmente está ahí como garante de que los más pobres tengan "eso" que les garantice la libertad en las mismas condiciones que a los más ricos. Si a eso le sumamos que además cuente con el liderazgo suficiente que lo cubra, de un líder y de parte del "pueblo", entonces, y a pesar de los chillidos del "mensajero", puede dar vuelta la cuestión, el felpudo, los pelos de la foca, y recomponer los canales por donde las diversas interpretaciones de lo que sucede puedan encontar un camino para comunicarse, haciéndole más dificultoso el trayecto al mensaje que antes se imponía como único.
Y por eso esta victoria es infinita, pues abre infinitas posibilidades, de sólo pensar que dentro de un tercio deberán batallar aquellos que conciben la información sólo como mercancía y moneda de cambio.
Por eso el 10 entramos en La Habana , y la revolución recién comienza, no debemos desperdiciar esta oportunidad transformadora, única. El abanico de oportunidades se abre, y tal vez esta sea la que nos posibilite terminar, de una vez, aquello que se empezó un 17 de Octubre.
4 comentarios:
Mientras desde siempre se ejercitó la poco democrática operación de controlar las diversas expresiónes, sobre todo si no reproducían las voces del "establishment", ahora, por el contrario, se apunta a rescatar y preservar el trabajo de los comunicadores locales y el trabajo de las culturas regionales.
Eso no es poco. Aunque más de uno lo ningunee, es una medida que nos da sentido como cultura que somos, con todas sus contradicciones.
Te saludo
Gracias Mona por tu comentario, es como vos decís, estamos frente un posible cambio fundacional.
abrazo!!!
yo creo que te estás pasando de merca cuando escribís
o vos cuando lees anónimo. Y si me lees, bien ahí!!!!
Publicar un comentario