Ya se ha escrito por ahí. Mucho. La significancia del tajo en la frente, los malabares con el bastón los mocasines o el traje cruzado y desprendido. Lo que podía parecer pura demagogia fueron simples señales. Aquel que ni siquiera había salido primero en las elecciones pateó el tablero ni bien asumido ni bien su discurso.
El gobierno de Néstor fue un gobierno de pura corajeada, desde el no les tengo miedo a los milicos y la bajada de los cuadros hasta la alianza estratégica con Clarín para tener una Corte lo más independientemente posible como para darle batalla a Clarín y el poder factual, el económico. La Corpo. Pero la vorticidad (de vórtice, busque compañera/o, no sea vaga/o) con que vivimos los gobiernos de Cristina, y sobre todo de Cristina sin Néstor, parece mostrar a ese primer gobierno kirchnerista como de baja intensidad. Casi que sin conflictos. Y sin embargo fue el gobierno de Néstor el que planteó el quiebre más relevante de todos: Elegir a una mujer para continuar los cambios ¿Ahí nos parió?
No voy a enumerar acá los logros desde 2003 hasta acá ni los objetivos planteados. Con la peor crisis económica recordada y casi sin votos, me quedo con el atrevimiento.
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