Por Garufa
Frío, era un 5 de agosto de 1931 en Bragado. La piba vió el cajón lleno de frutas y fue a buscarlo inmediatamente; cuando estaba por abrirlo, le estallo en la cara. Los filosos trozos de madera la mataron a ella y a su tía, que venía por detrás.
El atentado era para matar al caudillo conservador José Blanch de la ciudad de Bragado, pero la cosa salió mal.
Como no había a quien acusar y andaban tres anarquistas dando vueltas por ahí, el comisario del pueblo Germán Parissi mandó un anónimo culpando a Pascual Vuotto, Reclus de Diago y Santiago Mainini. Los tres fueron detenedidos, salvajemente torturados y condenados. Al mejor estilo Sacco y Vanzetti.
Para aliviar sus penas, de Diago y Mainini aceptaron declararse culpables de lo que no habían hecho, pero Vuotto se la bancó. Todos a cadena perpetua. Ahí comenzó su lucha por la justicia, que involucró al Movimiento Obrero peleando desde afuera, publicando el diario Justicia.
Pascual también escribió su libro "Vida de un Proletario" sobre la clase obrera, que fue elogiado por Gabriela Mistral, quien le envió una mención de apoyo.
Recién un 23 de Julio de 1942 Don Pascual y sus compañeros son liberados, aunque el pedido de justicia y desagravió continuó.
Tiempo después se conocerían los pormenores del atentado, de características pasionales. perpetuado por Rafael Chulivert, un militante conservador, matón de Bragado, quien además de tener diferencias con Blanch dentro del partido, había sufrido un desengaño amoroso con la cuñada del caudillo conservador. Pero el hecho quedó inpune.
En 1994, una ley nacional, la 24233, presentada en 1991, logra el desagravio a los tres anarquistas, un proyecto encabezado en aquel entonces, por el diputado socialista Guillermo Estévez Boero.
Don Pascual había fallecido un año antes, sus compañeros hace tiempo habían partido. Pero sus nombres fueron reivindicados gracias a la lucha obrera.
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