miércoles, 7 de julio de 2010
El automovilismo, otro indicador de creciemiento económico en Dorrego
Por
Unknown
El crecimiento económico en mi pueblo pareciera pasar sólo por las buenas cosechas del campo o por la siempre infructuosa instalación de una "industria" que genere bastante empleo.
Así las cosas el crecimiento a partir de la expansión del estado, no sólo por el mejoramiento de los sueldos de los empleados públicos sino también por el crecimiento del número de esos empleados o por la obra pública, casi que no es tenido en cuenta, y tracciona y tracciona en esa expansión comercial de la que ya veníamos hablando.
Esa inyección de dinero en el circuito comercial local ha permitido algo inédito hasta ahora. Las jornadas de automovilismo.
El pueblo se caracteriza, si de fierros se habla, por haber sido sede de las fechas de los campeonatos de Midget de la zona y un poco menos, campeonatos locales de speedway con ciclomotores (?).
A principio de año se instaló la categoría carting entre muchos chicos y hasta se corrieron algunas carreras, pero lo que más llama la atención es que comenzaron a correr categorías superiores en el flamante autódromo local del Automóvil Club de Coronel Dorrego. Así corrieron el Autocross o TC del 40 (ésta iba a correr el finde pero se suspendió por lluvia).
Osea, si bien los que corren o tienen equipos no siempre son hijos de almaceneros (otras sí!), es indudable que esta actividad puede desarrollarse gracias al modelo nacional que muchas veces se denosta. El pueblo no vivía este clima de automovilismo desde las viejas carreras de TC que se corrían por los caminos rurales. Más kirchnerismo, si señor!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
De chico (año 67, tenía 9 añitos), con la aparición del Torino me hice fan del TC. Tanto, que los domingos me despertaba impacientísimo y tempranísimo (a las 7...), me ponía la radio debajo de la almohada muy bajito (mi hermano adolescente me hubiera estrangulado sino) y, esperando el comienzo de la transmisión, me tragaba la misa y los pronósticos de los burros. Y después a disfrutar con el monopolio que ejercieron los Torinos ese año. Me duró unos años, hasta que unas cosas con minishort o minifalda se me hicieron más interesantes. Después viví 26 años en España, de vez en cuando miraba la F1, pero ya no me apasionó particularmente. Pero hete aquí que cuando volví, resulta que alguien cercano vive frente a la ACTC. Me hizo gracia la casa vieja, pegaba con los autos de finales de los 60. Pero hace un par de años empezaron obras, resulta que construyeron encima un edificio de cristal ultramoderno, que conservó dentro la fachada de la casa vieja como testimonio de lo que alguna vez había sido. El edificio y los autos que se estacionan delante rezuman soja por todos lados. Y la nostalgia se me transformó en rechazo. Qué cosa ¿no?
Ja, impresionante comentario huinca
"como testimonio de lo que alguna vez había sido" y ya no será...
Publicar un comentario