Por Diego Armando Garufa
El compañero Pino y el megacrack Leo Messi tienen muchas cosas en común. Primeramente ambos parecen estar puestos por una mano blanca (los negro' somo' peronista somo') para entorpecer el proyecto nakypop, ya sea a nivel nacional como a nivel selección.
Prometen mucho desde su espacio, ya sea la chic y progre Barcelona como el chic y progre cine de denuncia.
Ya se sabe, en realidad están para la foto, ya sea con el botín Nike o con los pinitos en el Congreso.
Además, se cagan fácil, o mejor dicho, ni se preocupan por lesionarse, una gamba o una reputación, ya sea frente a los compañeros paraguayos o frente a La Corporación.
Por otro lado, se llenan de guita cómodamente en Europa, pero vienen a joder acá a quien lleva adelante un proyecto para todos jodiendo también la ilusión de muchos.
También ambos parecieran necesitar de un mandamás que les asegure flashes y columnas como para seguir insistiendo.
Pero uno nació directo de una fábrica de espejitos blaugrana y mientras le responda a esa empresa, la empresa lo protegerá. El otro está más jodido, pues sabe que su amigo el monopolio, el que lo invitó a su mesa a hablar de minas, de prostíbulos y de pobreza, el que lo catapultó al rutilante 2º puesto en esa Cuidad tan chic como él, esta hoy debatiéndose entre la vida y la muerte, y con el amigo muerto, sabe que tal vez muera él también.
A menos que recupere la fidelidad a sus viejos compañeros de lucha. Que hoy están justamente del otro lado del carro.
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