miércoles, 9 de junio de 2010
A Daniel
Por
Unknown
Recuerdo que por esos años recomenzábamos a sentir seguridad, tranquilidad, paz. Estaba volviendo del trabajo tipo seis de la tarde. Volví a parar en la plaza de camino a casa a la que volví hacía un mes luego de un año por lo menos. Me sentaba, descansaba, miraba las personas, los chicos jugar, me levantaba y recorría las últimas 5 cuadras con el portafolios a cuestas, con los libros que no pude vender.
Esa tarde los volví a ver, creo que era la tercera o cuarta vez que jugaban delante del banco en el que me sentaba, en el arenero, padre e hijo, el chico de apenas unos pocos años se reía, lloraba, el papá le hacía upa, lo levantaba en brazos, se lo llevaba a pasear a caballito.
Esa tarde no, a los pocos minutos que me senté a verlos jugar se subieron a la plaza tres autos, bajaron unos tipos encapuchados con hitacas, un grupo metió de prepo al papá en uno de los autos y el otro grupo se llevó al chico que no paraba de llorar y gritar con las manos extendidas.
Nunca más volví a esa plaza. Y estuve cuatro días sin salir del departamento.
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7 comentarios:
La fuerza bruta del relato mas la potencialidad de la imagen es un golpe directo a nuestra memoria.
Abrazo
d
Una cosa trae la otra. Se vienen épocas duras para quienes vivieron esas épocas.
Adhiero por completo a lo que dijo elotrocampo. Me excede.
No olvidamos,no perdonamos,no nos reconciliamos.
Memoria,verdad y justicia.
Un Abrazo compañero
Y a vos te dejaron esa brutal escena grabada en tu memoria. Hasta eso hicieron los psicópatas asesinos.
Yo tuve también un compañero de secundaria -buenísimo- que se chuparon.
Y también vi un camión cargado de compañeros entrar al infierno del Olimpo; allá en Parque Avellaneda.
Una abrazo grande compañero.
En la batalla del olvido contra la memoria siempre son necesarios estos recuerdos.
Abrazo grande, compañero
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