jueves, 21 de abril de 2011

Cantidad y calidad (Tercera parte, los productores)‏


Aquí hay varios problemas a enfrentar, a saber:

El primero, que produciendo mas o menos lo mismo, gana más quien mas volumen produce. Y este concepto lleva más de cien años inculcado como válido en los agricultores argentinos. Y no es ningún invento maléfico, sino que hasta hace no mucho tiempo era así. Hoy es oportuno plantearse si todavía es válido que así sea. Y aunque siga teniendo validez, por cuánto tiempo la va a conservar. Y "last but not least" si nos conviene a nosotros todos como país productor de alimentos con valor agregado y mano de obra argentina, que tal cosa siga así, o tratemos de cambiarla.

Cosa que si decidimos cambiarla, no va a ser fácil de implementar.

Primero: porque es una modalidad aceptada desde hace demasiados años como para que esa cultura arraigada tenga posibilidad de cambio sin resistencia.

Segundo: Porque esa modalidad es buena oprortunidad de negocios para algunos, casualmente los que suelen tener la sartén por el mango, y buen dinero para invertir en pautas publicitarias, cosa que conspira contra la difusión y el debate (aunque ya se sabe que los únicos que pretenden ejercer la censura previa son los K).

Tercero: Porque ese sistema que se llama "segregación por calidad" requiere de laboratorios ágiles que determinen calidad (los muestreos se deben realizar como máximo cinco días antes de la cosecha) y para eso se requiere de la presencia del agricultor en el campo en forma constante siguiendo la evolución del cultivo para hacer el muestreo en debido tiempo y forma (se deben cortar las espigas contenidas en un metro cuadrado, apurar su secado poniéndolas al sol un día, desgranar, pesar el grano y determinar a partir del análisis en laboratorio el contenido proteico, y otras mediciones en las que no abundo por razones de brevedad). No es ninguna cuestión desconocida; los que trabajamos en la producción de Candeal para industria fideera lo empezamos a hacer hace mas de diez años con nuestro productores.

Cuarto: porque requiere de instalaciones de almacenaje aptas para recibir calidades diferenciadas.

Quinto: Porque hay que trabajar de agricultor, cosa que está medio olvidada, pero, la rentabilidad diferenciada que se consigue, hace que en una campaña se de cuenta el hombre que el esfuerzo vale la pena.

Sexto: Porque hay que definir una Política Nacional en materia de genética vegetal y ser lo suficientemente flexible para revisarla en función de las demandas del mercado. Esto ya tiene sus antecedentes en la producción de carnes en la que la introducción de cruzas índicas fue mas un requerimiento del mercado externo que un rasgo de visionarios de la esclerosada Sociedad Rural Argentina en cruzar las razas tradicionales. (Esta fue una batalla que se libró allá por la decada del '60, a la que me referí hace un año mas o menos)

Séptimo: Porque involucra a muchos actores y toca demasiados intereses particulares, pero afecta intereses generales, y para este tipo de cambios, además de los técnicos especializados, y la adecuada difusión, se necesita conseguir previamente lo que hemos dado en llamar "suficiente masa crítica" para imponer, no un cambio, sino la apertura de la discusión.

Octavo: Porque es necesario un sistema comercial que garantice al productor que el fruto de ese esfuerzo le llegue, y no sea indebidamente apropiado por acopiadores, cooperativas, y demás intermediarios (cosa que ya vienen haciendo sin levantar la perdiz).

Seguiremos.


Antonio (el Mayolero)

7 comentarios:

Javier dijo...

Y el Inta en que anda ? Con el lanzamiento de Canpo no se deberia ir hacia un nuevo campo realmente ?

Un abrazo

Antonio (el Mayolero) dijo...

El INTA al 2003 había sido vaciado prolijamente. La edad promedio de sus profesionales estaba en los 52 años. A partir de la asución de Cheppi en su presidencia se comenzó el proceso de reconstitución de cuadros tecnicos. Al terminar la Presidencia de Cheppi y pasar a la SAGYPYA ya se habían incorporado 2500 (dos mil quinientos) profesionales a la Institución. Pero todo eso solo es el principio; ahora hay que volver a armar el equipo; jugadores hay y se siguen incorporando,el trabajo se va haciendo, pero lleva su tiempo ya que el daño causado por el neoliberalismo junto a corruptos como Huergo que estuvieron a su frente y permitieron el acceso libre a sus investigaciones geneticas a las multinacionales tardará en ser reaparado.

Moscón dijo...

Súmamente didáctica la entrada,ahora una pregunta:
Las diferentes semillas para producir granos de x calidad,¿tienen todas las misma resistencia a plagas,sequías o exeso de humedad?

Antonio (el Mayolero) dijo...

Moscón:Eso merecería una nota aparte pero sin entrar mayormente en detalles, para que una semilla esté en condiciones de ser puesta a la venta, desde su creación teórica por el fitogenetista, pasan diez ciclos agricolas de ensayos en los que precisamente se determinan esas caracteristicas (susceptibilidades en el lunfa de la profesión). Ah; me gusta mucho el surubí...

Mariano T. dijo...

Los molineros siempre fueron iguales. Quieren calidad especial a precio standard. Y ahora que el trigo tiene un "corralito" con los ROES y tienen un volumen garantizado mayor al que necesitan se hacen una fiesta. Estan haciendo la mayor diferencia de la historia.
El mejor trigo los compran a 200-210 dólares, el trigo standard (10-11 de proteína) por el momento no les interesa, hoy ese trigo (que es la mayoría)no tiene mercado, algunos turros lo compran a 170-180 para moler, o para vendérselo a los molineros o a la exportación más adelante, cuando se acabe el premium.
El contrasentido es que el trigo de menos de 9% de proteína se vende al toque y a 200 dólares, porque esta pemitido exportarlo, al punto de que hay un premio por trigos especialmente malos, que se mezclan con trigos de 9,2 o 9,3, y se pueden exportar.
No se que mensaje quieren dar, para mi hace 2 años que el que siembra trigo pan es un gil.

Antonio (el Mayolero) dijo...

Y, es el Mercado....

Unknown dijo...

por eso JN...

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