jueves, 7 de abril de 2011

El dificil camino de vuelta



Cro. Antonio



Ahí vemos que en el Chaco se empieza a reactivar el Puerto de Barranqueras, y a poner en valor el viejo Elevador Terminal de la JNG.

Algo es algo, por algún lado hay que empezar, porque la destrucción ha sido demasiado grande, y la reconstrucción va a ser larga, penosa y cara.

Las instalaciones de campaña y los medios de transporte han sido enajenados. Los puertos también. Todo está en manos de las transnacionales y sus acompañantes autóctonos.

El pequeño y mediano productor (los que aún quedan) están viviendo una etapa que recuerda claramente a la vivida en los años '30 del siglo pasado. Están librados a su suerte.

La exportación cubre su demanda con producción propia o la de las grandes empresas dedicadas a la agricultura masiva, y el productor chico (aquel de 500/800 Toneladas de trigo) se encuentra sin mercado donde colocar su producción. Sin lugar donde depositarla (por el sistema actual de producción y cosecha, los silos chacra están abandonados y en estado de obsolescencia), al momento de cosechar depende de los camiones que la transporten a la planta de acopio (ya sea del comerciante o Cooperativa) con lo que pierde su autonomía de venta; ya perdió la posesión de la mercadería. Ahora tiene un certificado de depósito, y empieza a pagar almacenaje. Que le será descontado al momento de la venta. Junto con el flete, y la "paritaria" (o sea el trabajo de descarga y movimiento). Si la venta se demora en el tiempo, a la espera de mejor precio, el almacenaje sigue "comiendo" parte de lo que se obtendrá.
 
Antiguamente, cuando la JNG existía, era la Junta la que pagaba almacenaje al productor por mantener esa mercadería en el silo chacra. La venta se efectuaba a la Junta que abonaba el 90% a los cinco días hábiles y el 10% restante al retiro de la mercadería mas el tiempo de almacenaje (X$ por tonelada/mes).
 
Los silos subterráneos y elevadores de campaña iban recibiendo; o directamente la Junta vendía esa producción a exportación o molinería y el comprador retiraba de chacra.
 
Los elevadores Terminales (Barranqueras, Santa Fe, Rosario, Puerto Nuevo, Quequén, Ing. White) cargaban los barcos.

Pero el "Consenso de Washington" determinó que tal cosa debía cambiar, y ni siquiera se tuvieron que molestar en invadirnos militarmente (al menos con sus fuerzas propias). Les sobraron cipayos dispuestos.
 
Será larga la cuesta a repechar. ¿Será lo de Barranqueras el primer escalón? De cualquier manera los pocos pequeños y medianos productores que quedan han quedado a la deriva. O caídos del sistema, y la reparación del daño no puede seguir esperando. Es hora que empecemos a delinear la forma de hacerlo.
 
Recrear las condiciones comerciales para la colocación segura de su producción es indispensable si queremos restablecer las pautas que permitan una agricultura con agricultores.

Por ahí circula la versión de que se reservaría un 30% de la exportación al Movimiento Cooperativo. No se si va a servir; mi optimismo es limitado. El Cooperativismo Agrario se ha desnaturalizado y en su necesidad de sobrevivir, ha adoptado las mismas técnicas de aquellos a los que vino a combatir 80 años atrás.

No veo otra salida que el Estado como gran actor en el Mercado Granario, aunque cueste mucho tiempo y mucho dinero. Y mucha voluntad política.

Y la suficiente "masa crítica" por detrás que lo sostenga.

--
Antonio (el Mayolero)

1 comentario:

Unknown dijo...

lo del 2008 fue la última estocada que le quedaba al "consenso de washintong" para convencer lo mal que hicieron los pequeños y mediano productores en votar a Cristina...

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