domingo, 11 de diciembre de 2011

Un conductor y 100mil predicadores


El General decía que la revolución se llevaría a cabo con un conductor y 100mil predicadores. Cristina y el resto de nosotros, desde Boudou hasta el último de los militantes o simpatizantes.

Bien señala Wainfeld hoy en su artículo lo proclive que es buena parte de esa masa predicadora en creer lo que las corporaciones tratan de instalar. Puntualmente el conflicto con la CGT, con "Moyano" más precisamente, debido a su discurso directo en cuanto a la extorsión gremial. Un poco por prejuicio (bastante diría yo) se pasa de largo que en estos días volvieron a la carga los camaradas del subte y que hasta no hace poco en Aerolíneas la cosa estuvo peliaguda [ya que citamos a Weinfeld (?)]. El compañero Hugo bastante tiene con su elección interna por delante y es evidente la disputa para lograr consolidar su posición de poder, que como siempre se avisó desde acá, en buena medida se sostuvo por el apoyo del gobierno nacional (como le corresponde a un gobierno popular) y no viceversa. Y ahí el quid de la cuestión. Si bien el movimiento se mantiene vivo gracias a sus disputas internas, como tal, esas disputas no pueden darse contra quien conduce ese movimiento, pues si eso se diere, si la conducción fuera cuestionada, el movimiento dejaría de existir, como sucedió en épocas de la pizza con yampán.

Contrariando a JP Feinmann, que una vez más demuestra que de peronismo no casa una y que no puede escribir si no cita una obra suya, Cristina no critica la constitución del '49 por la imposibilidad del derecho a huelga, más bien lo utiliza como significante, para que los compañeros entiendan (ella es parte de un proyecto colectivo, nos dijo) que escupir al cielo termina en desagradable lluvia, que hacerle huelga al gobierno nacional es hacérsela a ellos mismos y además, por sobre todas las cosas, es discutir la conducción del movimiento. Por eso recordó a los ferroviarios de aquella huelga que Feinmann usó para su guión.

Se podría agregar que el "mientras haya un sólo pobre en la Argentina no se cumplimentará el proyecto nacional" es un llamado a abandonar las mezquindades sectoriales, corporativas, y a luchar juntos para lograr la total inclusión. Ahí la ayuda que nos solicita periódicamente.Es lícito reclamar por expandir los derechos ya obtenidos, no se si es ético, cristiano, hacerlo a espaldas de los que todavía no alcanzaron el mínimo que asegura la dignidad (entendida desde el peronismo, claroestá). Seguramente es peligroso en coyunturas como las actuales donde todavía debe consolidarse un modelo de comercio intrínseco que permita proteger lo ya logrado de las grarras de un imperialismo que se cae a cachos y que pretenderá, como nos recordó ella ayer, llevarse a unos cuantos en la volteada.

Por último, entender que esta división binaria entre conductor y predicadores, nos pone a esos 100mil (o los que fueran) en un plano de absoluta igualdad que sólo será discriminado por nuestra conductora y su planificación estratégica, por lo que, como siempre uno trata de recordar, las aspiraciones personales, egoístas, están de más, y no son más que uno de esos tantos escupitajos hacia el cielo peronista.

5 comentarios:

Roberto Balboa. dijo...

Los gorilas hablaban igual. Los militares genocidas. Cuando un trabajador reclama por lo suyo y sale a la calle a luchar, le dicen qe es un extorsionador (y muchas otras cositas más...).

Con esto no digo que Cristina es gorila, pero sí que a los obreros todos los gobernantes los tratan igual. Savo la excepción de la regla. Perón.

Leandro dijo...

Los extorsionadores son extorsionadores, sean obreros, empresarios o sean simples delincuentes.

El que se diga "obrero" pero haga un paro politico para posicionarse mejor y obtener beneficios que no son para los trabajadores, es un delincuente y merece la carcel. Aunque sea dirigente sindical. Aunque se diga compañero.

Ojo, aca no hay (no debe haber) coronita. Si se dicen dirigentes sindicales y representantes de los trabajadores, que HONREN ese cargo. Si no lo hacen, lo que hay que hacer es combatirlos, nunca defenderlos porque "son compañeros".

Antonio (el Mayolero) dijo...

Hace un par de años, charlando ante el micrófono con una amiga Cubana,nos explicaba como los Cubanos estaban discutiendo la reforma de su Constitución Nacional. (Lo que podia ser otra historia para contar). Per en un momento se me ocurrió preguntarle si su Constitución contaba entre los derechos el de huelga. Me miró con cara rara y me dijo "pero chico, si en Cuba gobernamos los trabajadores, y los medios de producción son del Estado, ¿a quien se le va a ocurrir hacer huelga contra si mismo?

DP dijo...

Acá mi análisis de la nota de Feinmann:
http://eldiablosellama.wordpress.com/2011/12/11/j-p-feinmann-la-filosofia-del-mal-chiste-o-el-mendicante-ante-el-gobierno-nacional/

saluduos,
DP

Anónimo dijo...

Soy un entusiasta lector de Feinmann. Como el mismo José Pablo lo dijo en su oportunidad, él es un tipo que habla desde el campo de las ideas, sus contradicciones y la filosofía. Inclusive Néstor alguna vez le criticó no comprender esos asuntos que tienen que ver con el barro de la política. Yo creo que sostener que Feinmann no entiende nada de Peronismo, es poco menos que arriesgado, diría que sectario. El Peronismo es susceptible de varias lecturas, justamente su característica movimientista lo enriquece y labora a favor de tal diversidad.
Aunque nos disgusten algunos de sus artículos o textos (Por ejemplo: en mi caso no me sedujo para nada Timote)siempre encuentro en sus razonamientos disparadores que nos hacen elaborar nuevas ideas o reafirmar aquellas que teníamos previamente.
El derecho de huelga es un maravilloso tema de debate, sobre todo cuando consideramos la existencia de situaciones límite que exponen contradicciones en cuanto a las prioridades colectivas.

Gustavo Sala

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