Perón
y el Che tenían el mismo enemigo, el imperialismo capitalista con rostro
norteamericano. Pero disentían en la metodología y la estrategia: Perón era esencialmente
un político dotado y había incorporado a su proyecto a la mayoría de los
sectores del trabajo argentinos en una amplia alianza policlasista con el
objetivo de alcanzar sin mayor violencia la meta de una patria económicamente
autónoma y políticamente independiente. El Che, en cambio, proponía una
revolución socialista tan violenta como su enemigo a partir de su teoría del
“foco”, es decir la instalación de estallidos insurreccionales limitados que
promoverían una reacción en cadena que multiplicarían su poder de acción sin
necesidad de trabajo de base previo. “Crear dos, tres... muchos Vietnam es la
consigna” (Mensaje a la Tricontinental).
A
pesar de sus diferencias, ambos líderes se respetaron y en las investigaciones
para mi biografía del Che constaté que éste colaboró con dinero, siendo
ministro en La Habana, para financiar el primer intento trunco de Perón de
regresar del exilio.
Enterado
del asesinato del Che en La Higuera, Perón escribió desde la Quinta de Puerta
de Hierro: “Compañeros, con profundo dolor he recibido la noticia de una
irreparable pérdida para la causa de los pueblos que luchan por su liberación.
(...) Hoy ha caído en esa lucha, como un héroe, la figura joven más
extraordinaria que ha dado la revolución en Latinoamérica: ha muerto el
Comandante Ernesto Che Guevara. Su muerte me desgarra el alma porque era uno de
los nuestros, quizás el mejor: un ejemplo de conducta, desprendimiento,
espíritu de sacrificio, renunciamiento. La profunda convicción en la justicia
de la causa que abrazó, le dio la fuerza, el valor, el coraje que hoy lo eleva
a la categoría de héroe y mártir”.
“He
leído algunos cables que pretenden presentarlo como enemigo del Peronismo. Nada
más absurdo. Suponiendo fuera cierto que en 1951 haya estado ligado a un intento
golpista, ¿qué edad tenía entonces? Yo mismo, siendo un joven oficial,
participé del golpe que derrocó al gobierno popular de Hipólito Yrigoyen.” A
continuación una frase ejemplar: “Yo también en ese momento fui utilizado por
la oligarquía”.
“(...)
Las revoluciones socialistas se tienen que realizar; que cada uno haga la suya,
no importa el sello que ella tenga. Por eso y para eso, deben conectarse entre
sí todos los movimientos nacionales, en la misma forma en que son solidarios
entre sí los usufructuarios del privilegio.” Firmaba Juan Domingo Perón, 24
Octubre 1967.
Pero
en cartas privadas Perón deslizó algunas críticas sobre la estrategia
guevarista. Así lo planteó a Ricardo Rojo, en respuesta al envío del libro Mi
amigo el Che: “(...) Sin cuanto usted nos informa de su paso por el Congo y
muchas otras circunstancias, no sería fácil comprender que un hombre ya
fogueado y experimentado en la guerra de guerrilla se haya encontrado en
Bolivia en una situación tan precaria de medios y preparación. La ‘guerra de
guerrillas’, al contrario de lo que algunos creen, es más vieja que ‘mear en
los portones’, pues se practicaba en gran escala ya en la época de Darío II.
Desde entonces, hasta la II Guerra Mundial de 1938-1945, no ha dejado de ser en
algunos sectores y circunstancias, la forma de luchar.” “Pero, como forma
atípica de guerra, tiene sus exigencias originales, según sean las condiciones
que la situación presenta. La empresa de Ernesto Guevara era, a la vez que
temeraria, casi suicida.”
Lo
mismo le había dicho al Che, según me contó un testigo de parte de la reunión,
Enrique Pavón Pereyra, cuando Guevara visitó a Perón en Madrid. Aunque
seguramente para no ahondar en discusiones políticas lo relacionó con el asma:
“Disculpe mi comandante que le sea franco, pero usted en Bolivia no va a
sobrevivir. Suspenda ese plan. Busque otras variantes”. Y remató: “No se
suicide”. La carta a Rojo continuaba: “(...) El Che tuvo que desarrollar sus
tremendas operaciones, sin más medios que su extraordinario valor personal y la
firme decisión de vencer que le animaba como hombre de una causa. Sin embargo,
cuando se opera contra fuerzas regulares especialmente preparadas para esa
clase de lucha, tales virtudes no son suficientes; es preciso, por lo menos,
contar con algo seguro en cuanto a fuerzas y medios de subsistir en medio tan
inhóspito”.
También
se refirió Perón a Guevara en una carta a su amigo y camarada mayor Pablo
Vicente del 23 de agosto de 1966, donde comenta la visita del Che en Madrid
para buscar su ayuda para la campaña en la que perdería la vida, enterado ya de
la defección del Partido Comunista Boliviano (PCB): “Le sorprenderá saber quién
me vino a ver hace poco: el Che Guevara (...) Me venía a ver desde
Checoslovaquia y Rusia me dijo. Se me apareció disfrazado de ‘cura’ con una
barba larga y la sotana” (vestía así para evitar ser reconocido y también para
no crearle problemas a Perón, ya que a Franco le disgustaba que fuera visitado
por políticos, más aún cuando eran de izquierda, como fue el caso de Salvador Allende,
entonces senador, que casi provocó su expulsión de España). Tiene una visión
muy interesante de las cosas y del mundo actual pero participa de la idea de la
‘revolución permanente de los pueblos’, un utópico inmaduro –pero entre
nosotros– me alegra que sea así porque a los ‘yankees’ les está dando flor de
dolor de cabeza.”
“Personalmente
creo que es un individuo brillante pero del lado equivocado. Tiene una
conversación muy interesante y una obsesión por el comunismo muy marcada.
Pretende reunir fuerzas no sé de dónde para ‘liberar’ nuestros pueblos
americanos. Advertí en seguida que tiene clara su meta y es capaz de cualquier
cosa.” Y para terminar, un pronóstico que la imbatible alianza del ejército
boliviano, la CIA y los “boinas verdes” confirmaron: “Este muchacho va a
terminar muy mal según creo. Como ve, mayor, ya ve usted que hay de todo bajo
las viñas del Señor”.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/178453-56017-2011-10-08.html
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