Ahí donde no podemos hacer nada

Lo que le pasó a la Colo, lo que le está pasando a Ojo, no es más que un poco de lo que uno escribió hace un par de días. El catálogo de excusas está siempre a mano, y según lo que se necesite, estará la justificación a la censura.

Si las redes sociales y los blogs hoy preocupan y son realmente elementos de contrainfomación relevantes, sería un poco ingenuo pensar que los dueños de esas herramientas banquen a un simple escribidor contra unas cuantas corporaciones. No es que uno va a voltearlas, pero tampoco pegará tan impunemente.

Ahí una gran deuda en la resistencia informativa, no poder controlar el medio. Una deuda de la política de comunicación. Clarín gestiona blogs, La Nación y Perfil también. Hay un sinfín de servidores al estilo blogger. Pero falta uno que no lucre y sea de fácil acceso.

De todas maneras, y esperando que ese espacio aparezca, uno no puede dejar de prever, siempre de máxima, qué es lo que se está intentando para cerrar estas grietas por donde nos filtramos.

El código abierto sigue siendo el gran problema de alfabetización digital para nosotros los comunes, que no nos queda otra que caer en la utilización de un material que su único fin es el lucro. Sin embargo hay demostraciones de que en algunos casos el código abierto se masifica sin que nadie se lleve un mango.

Osea, Google (propietaria de blogger) tuvo un beneficio neto en 2009 de 6.520 millones de dólares y en 2009 era considerada la empresa más valiosa del mundo. El pibe que creó Facebook ya juntó con pala 4.000 millones y su red social vale hoy 15.000 millones de esos verdes.