miércoles, 17 de marzo de 2010

Síntesis




Había dormido mal, se levantó más temprano que de costumbre. Luego de mear, lavarse las manos, la cara y los dientes, puso la taza de leche en el microondas. Ya vestido fue a buscar La Nación a la puerta del departamento. Él se negaba a comprarlo, pero la suscripción la pagaba su mamá.

Mientras volvía a la cocina donde sonaba la alarma que indicaba que el desayuno ya estaba listo, iba leyendo muy por arriba la portada. Ahí se acordó que ya no le jodió tanto como otras veces haberlo escuchado, aunque sea 10 minutos, a Kirchner la noche anterior en un acto partidario, donde reasumía la conducción del "PJ", según decía la página 1 del diario.

Ya sentado a la pequeña mesa que casi era ocupada en su totalidad por las hojas del broadsheet conservador, comenzó leyendo los titulares de las primeras páginas, esas que se refieren al mundo, mientras sorbía su taza de leche tibia.

Marchas en Grecia en contra del ajuste fiscal, marchas en Italia en contra de las políticas de Berlusconi, la desocupación en España que no baja del 20%. Ahí se acordó de un amigo suyo, un arquitecto, que se fue en el 2001 a probar suerte. Casi que no la tuvo, pero se niega a volver.

Obama promete y promete que la reforma de salud sale, pero todavía sigue estancada, Israel pretende construir más asentamientos en Palestina... Ya harto de malas noticias, se topa con una publicidad de media página que le ofrece, entre otras cosas, un televisor LCD en cuotas de $57 pesos sin intereses. No le calienta mucho el fútbol, pero como a todos, el mundial lo puede. Piensa que luego de salir del trabajo pasará por alguna sucursal a preguntar un poco más.

El la página siguiente ve caras conocidas, viejas caras conocidas, sonrientes, todas en al misma foto, gozando por lo que daban por hecho, destituir a la presidenta del Banco Central sin siquiera haberle preguntado razones. El día anterior había sentido molestia por eso. La semana pasada ya había sentido molestia porque no pretendieron escucharla. Casi que desconocía el funcionamiento del Banco Central, pero este verano, que tuvo que quedarse en Buenos Aires, se lo aprendió bastante. No tuvo opción.

Leyó un poco la sección económica, las noticias eran mejores que en el cuerpo principal. Se detuvo en la de Espectáculos en una nota a Florencia Peña, decidida a respetar y defender sus ideas aunque eso le cueste el trabajo. Pasó por alto los tres o cuatro chistes de Nick, lo leyó a Liniers, cerró el diario, lo dobló, lo dejó arriba de la mesa, agarró el portafolios y se fue a trabajar.

En el subte pensaba, capaz que sí, capaz que acompaño a Gaby y a su novio a la Plaza de Mayo mañana en la noche.

2 comentarios:

Javier dijo...

No te tenía escribiendo ficción .

Muy bueno

Unknown dijo...

metete en la etiqueta cuentos, ahí hay un par más. Podrán ser buenos o malos compañero, pero son peronistas!!!!

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