Los que durante muchos años transitamos caminos (de los reales y de los políticos) sabemos de la existencia de los pantanos. En ambos sentidos, el real y el metafórico, deben ser encarados con cierto conocimiento y alguna experiencia para no quedar hundidos en el fango (el real y el metafórico)
Hay gente que siempre anduvo por el asfalto, y desconoce algunas triquiñuelas, que solo andando por el barro se aprenden; por ejemplo, que en el barro no se puede andar despacio. Es necesario que el vehículo que uno conduce desarrolle una energía cinética que suplante la falta de adherencia momentánea al suelo resbaladizo y lo ayude a salir adelante. Tampoco la pavada de tratar de ir a mas de 100 porque en ese caso la energía cinética nos va a jugar una mala pasada en cualquier momento y nos puede dejar cabalgando un alambrado.
Cuando uno se aproxima a algún pantano propiamente dicho (es decir donde hay huellas profundas) este suele ofrecer una engañosa apariencia de un charco de agua barrosa que nos oculta el huellón. Hay que evaluar muy rápidamente la técnica a seguir, conocer las características del vehículo que se conduce, fundamentalmente dos cosas, a saber 1) el despeje, o sea el espacio libre que hay entre la parte mas baja del vehiculo y el suelo, y 2) la potencia disponible en el motor. Suele ser conveniente bajar un cambio para reservar potencia en caso de emergencia.
En política "salir a ganar la calle" equivale a manejar en el barro; cuando ya los que nos pavimentaban el camino no están ni en condiciones ni en voluntad de asfaltarnos los caminos. Hay que mantener la velocidad, y eso requiere de una militancia acostumbrada al esfuerzo perseverante, hay que tener un vehículo apto, o sea una idea fuerza, que mantenga la masa en movimiento. Esa masa debe estar convencida de que el unico camino posible es ese, y no tener diversas opiniones sobre el lugar a donde se quiere llegar.
Parece que algunos inexpertos miraron desde el asfalto al que estaban acostumbrados, y como la lluvia había emparejado las irregularidades, llamaron a meterse por ese camino. Quieren "ganar la calle" en base a movilización y cacerola, pero no evaluaron que el camino es largo, y no tienen conductores duchos en el arte. Resultado, se les van bajando pasajeros, y la multitud de los primeros cacerolazos va raleando.Desde noviembre a abril, perdieron un 40% de sus impulsores, (menos fuerza en el motor) Finalmente convocaron al Congreso, y hasta levantaron una carpa como punto de apoyo y convergencia, con el lamentable espectáculo de no haber convocado mas que un par de millares de seguidores. Para completar el cuadro han transgredido un regla fundamental del manejo en el barro. El conductor del vehículo es uno solo, y no hay que intentar manotearle el volante. Como el Capitán de un barco en la tormenta, debe asumir toda la responsabilidad, para bien o para mal, quien se larga al barro juega el mismo rol, y manotearle el volante en pleno barrial es un pecado gravísimo.
Ahora se les viene el paso. O las PASO adonde pretenden llegar mas o menos organizados, para ver si pueden llegar al pantano grande que les significan la generales de octubre. Se me hace que muchos llegarán caminando y cansados, y su vehículo quedará empantanado en algun huellon.
Muchas ideas distintas, muchos aspirantes a conductores y cada vez menos fuerza en el motor...
Y se puede terminar así...
4 comentarios:
Muy buena idea y mejor aún el parangón, buen post.
Me encantó la metáfora. Justo staba pensando en la carpita vacía frente al congreso y la falta de conducción visible.
Esa foto última es un photoshop de algún bloguero K que quiere "hundir" a la opo!
Maravilloso Antonio.
En oportunidades decidimos tomar por un camino en mal estado sabiendo sus riesgos debido a que tenemos claro nuestro destino.
Lo jodido es cuando agarramos un pantano sin saber a dónde queremos llegar..
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