sábado, 7 de mayo de 2011

Civil war


Parece que medio en joda medio en serio, esto del asesinato de Osama Bin Laden, se explica en clave de cómic yanqui, cómo contábamos acá nosotros, o Dorfman acá o la Russo acá. Para seguir en línea con esto de volverse de repente más un experto en historietas que en imperialismo, ya que estamos, choreamos de la wikipedia:


La historia gira alrededor de un desastre, una explosión en la cual fallecen más de 600 personas en Stamford, Connecticut, provocada por Nitro, cuando mantenía una pelea con Namorita afueras de una escuela, mientras un camarógrafo filma la batalla; el villano utiliza su superpoder para generar una explosión que destruye casi toda la ciudad. Como respuesta, el Gobierno de los Estados Unidos promulga la "Ley de Registro de Superhumanos" obligando a que todos aquellos que posean superpoderes desvelen su identidad secreta y trabajen para las autoridades. Los superhéroes se dividen en dos facciones principales, a favor y en contra del Registro. Iron Man encabeza la postura favorable al registro, con el respaldo del Gobierno y la organización S.H.I.E.L.D., mientras que el Capitán América encabeza un movimiento de resistencia clandestino.
El crossover logró notoriedad fuera de los medios especializados en la historieta por dos sucesos que tuvieron lugar en el marco del mismo: la anulación de la identidad secreta de Spider-Man, y la muerte del Capitán América.


¿A qué viene esta intro de superhombres y supermujeres de calzas ajustadas (bueno, sino no serían calzas) y capas inútiles? Es que hoy charlando con un cumpa sabedor y seguidor del tema, y recordando este interesantísimo artículo del compañero Eddie, casi que nos respondíamos a aquella pregunta de a quién le convenía matar al enemigo. Y ahora está más claro. La disputa es interna, dentro de USA, entre un presidente y una corporación que gobierna, que seguramente no hubiese matado a su Hitler de turno. El único que necesita esa victoria es el presidente, un presidente debilitado en imagen a no tantos meses de la reelección. Podríamos decir que es una jugada maestra de Obama. Muerto o no, no importa, esa Corporación que creo a Bin Laden no podrá desmentir su muerte. Y quien más la capitaliza es el Nobel de la Paz. Los de afuera son de palo en esta. Acá no hay Juan Salvo que valga. A los autores no le parece que sea un éxito comercial su intervensión.

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