Confirmado, por más que lo intentes, no se puede militar y levantar minas al mismo tiempo (?)

No es que con esto uno va a tratar de justificar al loco de la metralleta, para nada, pero acabo de caer en la cuenta que no, que no se puede militar y tratar de levantarte una mina, las dos cosas, en un mismo acto. Algo que creo Leuco no entendió y por eso todo el kilombo. O una cosa o la otra.

Estaba entrando ayer al supermercado del pueblo cuando vi ese par de botas de montar incrustadas en esos jeans ajustados. Bueno, por respeto a las cras que leen este blog, no sigo con la descripción hacia arriba eh!

La cosa es que me salió del alma un muy bieeeen. Ya les aclaro compañeros y compañeras que esto ni trata de ser un relato de ficción ni trata de ser una pieza de literatura (que por otro lado ya he intentado con bastante poco éxito). Cuento los hechos como pasaron.

La cuestión es que seguí a la morocha hasta la góndola de los lácteos (yo fui a buscar una lata de duraznos) y como buen langa que soy le tiré la única frase que uno podría tirar en estos casos para iniciar una conversación: Qué caro que esta todo! A lo que el par de botas me respondió con un risueño, sí, ya ni se puede comprar, la leche está carísma, más de 6 pesos! a lo que mi militancia constante (?) me llevó a responderle, de una, como para solucionarle la vida al menos en ese momento, no te creas, podés comprar La Rodriguense que por un convenio con el estado hoy vale 2,50; a lo que recibí como respuesta, sí, pero me dijeron que no se puede tomar, a lo que yo respondí, mientras trataba de disociar mi mente ocupada con al imagen de la morocha bebiendo un vaso de leche de lo que le decía, no te creas, es muy buena!. Mirá que si no te vengo a buscar, me respondió.

Listo el yopo me dije, y con una simple sonrisa me fue por mis duraznos. Caminé, me hice el dolobu y cuando enfiló para la caja, yo me fuí a la de al lado. Calculé los tiempos, para cuando ella salía caminando por la puerta del súper, ho casualidá justo pasaba en el auto. Bajé ventanilla y con una clásica anibalada le dije, vas para allá? te llevo...

Por el título de la entrada, compañera, compañero, sabrá ya como terminó la cosa.